“(…)Yten declaro que al tiempo que contraje matrimonio con dha Da Josepha Lomelin trajo de capital su ajuar de ropa, cuatro becerras, dies potrancas y seis bestias mansas, con mas tres cavallerias y media de tierra en el Sitio de Santa Catharina, y una esclava llamada Ana Maria”(…)”

Testamento de
Juan Antonio de Alba Bocanegra,
27 de Diciembre de 1740


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Alrededor del Cerro de los Gallos, se distribuyeron haciendas de gran importancia como las de Peñuelas, San Antonio de los Sauces, San Bartolomé y las Rosas, que retuvieron una población de mulatos esclavos y a la vez fueron polo de atracción para la mano de obra indígena o mestiza, donde se producían los bastimentos como el maíz, trigo, cebo, carne,  y cueros, que demandaba el abastecimiento de los centros mineros del norte (Para conocer, la historia de los ranchos, segregados del Mayorazgo de Ciénaga de Mata, al norte del Municipio de Encarnación, es necesario consultar las diversas obras y excelentes trabajos de investigación elaborados y publicados por el Doctor en Historia Don Jesús Gómez Serrano, entre ellas: Un Mayorazgo sin fundación, La familia Rincón Gallardo y su latifundio de Ciénega de Mata, 1593-1740, 2006:49).

 La importancia de los asentamientos en torno del  Cerro de los Gallos, radicaba en la fertilidad de sus tierras, por  la humedad que de él bajaba, dando origen a diversos manantiales, charcos y arroyos, además de ser  un punto cercano al cruce de los caminos que iban a Zacatecas por el Valle de las Aguas Calientes: uno de ellos  procedía de Guadalajara,  pasando por El Sauz y Las Peñuelas;  el otro procedía de Michoacán, pasando por Los Sauces y San Bartolomé (1).

De aquí el interés en esta zona, primero  por los hijos y descendientes de Alonso Macias- Valadez, y luego de Don Pedro Mateo de Ortega, quienes adquirirán entre otras tierras las pertenecientes a  la “Hacienda de Labor de San Ysidro de Peñuelas”, y las de la “Hacienda de Vacas de Nuestra Señora de la Encarnación del Tecuán”, mismas que se anexaron al latifundio  de “Ciénega  de Mata”. El Capitán Don José Rincón Gallardo tataranieto de Don Pedro, en 1703, debido a sus achaques y por no poder asistir  a sus haciendas, renunció en su hijo Manuel la posesión del vínculo y la administración, redactando para él una Memoria o Instrucción, recalcando así  la importancia de Peñuelas:

Lo primero es recaudar la hacienda de las Peñuelas, que es la llave de las demás haciendas, por cuanto que cuando en el mundo no se coge maíz, en dicha hacienda siempre se coge, por cuanto los húmedos que tiene, y que con dos mil y quinientos pesos se avía dicha hacienda, y teniendo dicha hacienda a las demás haciendas no necesitan de más labor porque con la de las Encinillas y la de las peñuelas se bastan (Gómez Serrano, 2006:181 y 185).

 

En sus inicios las propiedades de los colonizadores, funcionaba mediante trabajo indígena, destacándose ya  la de Peñuelas de Don  Pedro Mateos de Ortega por la mano de obra naboría(2) que en ella  laboraba. En su testamento Don Agustín Rincón de Ortega, nieto de Don Pedro, dejó estipulada la fundación de  una capellanía de 3,000 pesos, cuyos réditos iban a servir para que se rezara cierto número de misas a favor de las almas de los naturales que fallecen en el Pueblo de Teocaltiche, estableciéndose como recompensa que las autoridades de ese pueblo, enviarían a las haciendas de Rincón, los naturales necesarios para sus siembras y alcanzar sus cosechas todos los años, pagándoles su trabajo y dándoles de comer (Becerra Jiménez Celina G., Gobierno, justicia e instituciones en la Nueva Galicia. La alcaldía mayor de Santa María de los Lagos 1563-1750, 2008:137; Gómez Serrano Jesús, Un Mayorazgo sin fundación, La Familia Rincón Gallardo y su latifundio de Ciénega de Mata, 1593-1740, 2006: 86 y 87).

Dice la Doctora en Historia Doña Celina Becerra Jiménez, que  fueron los terratenientes alteños,  quienes desde temprana época tuvieron acceso al mercado de Negros bozales,(3) y esta presencia africana se extendió en Los Altos, al mezclarse sucesivas generaciones de esclavos con mujeres libres, o de españoles e indios con mujeres esclavas. Por lo general en el mercado regional, se adquirían “mulatos esclavos”, nacidos ya en las estancias como producto de la interacción racial.

En uno de sus estudios titulado “Población africana en una sociedad ranchera”,(4) la Doctora Celina, menciona que entre 1635 y 1645, el 9% de los bautismos registrados en Santa María de los Lagos eran producto de alguna mezcla con sangre negra y para fines de esa centuria alcanzaba el 17%.

Por su parte, el Licenciado en Archivonomia Don Mario Gómez Mata, en su libro Esclavitud en Lagos y los afrolaguenses S.XVI-XIX, ha establecido documentalmente que a la zona de los Altos, los esclavos llegaron desde mediados del siglo XVI, acompañando a los primeros españoles y portugueses, dueños de las primeras haciendas agroganaderas ubicadas en la región Altos-Bajío. Siendo las primeras corrientes migratorias de esclavos africanos, las procedentes de la Capital de la Nueva España, vía el Puerto de Veracruz a través del Camino Real México-Zacatecas, que cruzaba la parte norte y centro del antiguo “Valle de Pechititlán”, donde posteriormente se funda la Villa de Lagos y  la Villa de San Sebastián de León en “El Valle de Señora”, que literalmente estaba inundado de esclavos y sus descendientes, quienes en medio de la Guerra Chichimeca, soportaron la carga de trabajo en las estancias  y el peso de la colonización (Gómez Mata Mario, 2009:42 y 43).

Los esclavos de raza negra, que ingresaron a la región del Valle de Lagos, nacieron en África, principalmente en Angola, Congo, Mozambique y Guinea (Gómez Mata Mario, 2009:24). Su presencia en los campos alteños, sugiere que eran utilizados tanto para las labores agrícolas como para el servicio domestico. Sus descendientes eran quienes realizaban buena parte del trabajo artesanal y de las actividades productivas al especializarse en las actividades ganaderas (5).

Don Pedro Mateos de Ortega también fue el principal introductor de esclavos, en la región de Aguascalientes, quien en sus diez haciendas, vinculadas a su extensa propiedad de Ciénega de Mata,  ya contaba entre 1608 y 1609, con 24 vecinos españoles, hasta cincuenta mestizos, diez indios, veinte negros esclavos y más de cien mulatos. Gracias a los estudios del Licenciado Don Mario Gómez Mata,  se sabe que en el primer libro de bautismos de la Iglesia de Cénega de Mata, se registran en la Hacienda Agrícola de Encinillas una mayor abundancia de niños indios, de origen Otomíe; en tanto que los negros y mulatos se concentran en las Estancias Ganaderas de Ciénega de Mata, El Tecuán, y La Punta, entre otras (Gómez Mata Mario, 2009:111).

El análisis de diversas fuentes documentales, tanto religiosas como civiles nos permiten afirmar que el uso de esclavos fue común para las estancias diseminadas en el territorio que actualmente ocupa el Municipio de Encarnación. Solo bastaba que los propietarios fueran dueños de una esclava negra o mulata, que por lo general se unía con algún indio laborío, y en pocas décadas proliferaban los llamados “Esclavos Criollos”,  nacidos en casa de sus amos. El empleo de esclavos también se registró desde las primeras décadas del siglo XVII, especialmente en las grandes Haciendas como la Hacienda de Mariquita propiedad de las familias Gómez de Portugal y Arrona,(6)   Arias-Ysasi, (7)   Rodríguez de Portugal,(8)  y Zermeño-Rodriguez;(9)  en la Hacienda de San Antonio de los Sauces; (10)  en la Hacienda de los Sauces, propiedad de los Macias-Valadez (11)  y de los Guerra-Valadez; (12) en la Hacienda de Atotonilquillo, de los Álvarez.(13) Pero su huso se extendió a las pequeñas estancias ganaderas o labores agrícolas como el Río de los Sauces, de los Pedrosa, (14) de los Lomelín (15)  y de los Romo;(16)  la Estanzuela, de los Villalobos,(17)  de los Alonso de los Ynojos (18)  y de los Delgado; (19) el Puesto de San Miguel de los Alba,(20)  y de los Villaseñor;(21) Santa Ynes del Sauz, de los Macias-Ramírez;(22) el Sitio de Mendoza,(23)  de los Acosta y  en el propio Sitio del Sauz de los Macias, de los Macias-Valadez, de los Ramírez y de los Cuellar.

Al contraer matrimonio, era costumbre que formando parte de la dote, los padres le entregaran a la hija una esclava, que por lo general había sido criada en la misma casa, lugar en el que nació como hija de otra esclava, que al igual que ella había sido entregada en dote. También los hombres recibían esclavos en herencia, principalmente al repartirse los bienes paternos y maternos. Pero se acostumbró entre la elite regional, el otorgar niños esclavos a manera de pajes o mozos, que sirvieran a los Jóvenes, en especial a los que se ordenaban de sacerdotes.

Con el correr de los años, las dotes y las herencias de esclavos, contribuyeron a que estos se multiplicaran y distribuyeran por toda la Meseta Alteña. Proveniente de Tepatitlán, Doña Melchora Gutiérrez Coronado trajo consigo a su mulata esclava, que le dieron sus padres al contraer matrimonio. Según la declaración de su esposo José Villalobos, vecino de la Estanzuela al pie del Cerro de los Gallos:

 

=Y al tiempo y quando contraimos dho matrimonio dieron a la dha mi esposa en dote cuatrocientos pesos, los trecientos en una esclaba de dose años y los siento en ajuar ordinario (…) =Y tam declaro pr mis vienes una esclaba llamada Catalina de la Cruz la qual dieron a mi esposa sus padres en dote. =Y tem declaro por mis bienes un esclavito llamado Juan de San Pedro de edad de tres años procedido de la esclaba dha. (AHEA, Fondo Protocolos Notariales).

 

Con gran cantidad de esclavos contó el Capitán Don Antonio de Acosta, originario de San Miguel el Grande y propietario de las Haciendas de San Bartolomé, las Rosas, los Magueyes, Mendoza y una parte de tierras en El Sauz, (24) pues contrajo matrimonio con Doña Ursula Álvarez Macias la hija de Don José Macias –Valadez y Álvarez y de Doña Catharina de Duran y Vega, dueños del “Puesto del Sauz de los Macias”. Don Antonio falleció el 20 de mayo de 1715, pero a consecuencia de los pleitos de sus hijos por la herencia, el reparto de sus bienes se efectuó treinta años después, hasta el 26 de noviembre de 1745. Tocando a cada uno de sus hijos tierras y varios esclavos que formaban parte del inventario: (25)

En la repartición se hizo la aclaración, que en el inventario de los bienes que estaban evaluados, ay disminución por haber faltado no solo una esclava que murió nombrada Clara, si no también otro llamado Antonio que nunca existió en la naturaleza, pero dicho caudal se acrecentó con los esclavitos que nacieron después de los avalúos. Tampoco se incluyó en el inventario, un mulatillo esclavo nombrado Juan Manuel, porque andaba fugitivo al tiempo de ellos, y haber aparecido nuevamente.

La esclavitud se trasmitía a los hijos, solo si la madre era esclava y se ponía fin a toda una vida de servidumbre por medio de la fuga o la muerte, sin embargo con el correr del tiempo, algunos esclavos recibieron su libertad de parte de sus amos, unos ya viejos, enfermos e inservibles, otros bajo  cláusulas o condiciones inverosímiles. Don Nicolás de Aguilera, el de “La Hacienda de la Maxada” prácticamente dejo a su esclava  para “Vestir Santos”:

=Itten una negra llamada Pascuala de edad de cincuenta y siete años la que es mi voluntad que después q yo fellesca se le otorgue carta de libertad en expressa condicion que assita a serbir perpetuamente a Nra. Señora del Transito desta villa sin que para ello se le apremie con rigor por ningun Juez secular ni eclesiastico porque con esto le satisfago lo bien que en tantos años me ha servido como fiel esclaba (AHEA, Fondo Protocolos Notariales).

Por su parte Don Agustín Manuel Calvillo, principal fundador de la Villa de Nuestra Señora de la Encarnación, repentinamente en el Real de los Asientos, otorgó su libertad a una esclava que adquirió apenas un año antes:

Hallandose sabedor de el derecho que en este caso le pertenece, da la libertad a una mulata su esclava nombrada Gertrudis de edad de mas de sesenta años, la que huvo por compra que de ella hiso en la cantidad de setenta pesos, como consta de la escriptura que se le otorgo por Da Maria Antonia de Medina y Don Alfonso de Lara su lexitimo marido vecinos de la provincia de Juchipila. Cuya escriptura se otorgo en la villa de Aguascalientes en nuebe dias de el mes de marzo de mil setecientos y cuarenta y un año (…) cuya libertad se la da por su buen servicio y por habersela prometido en varias ocaciones (AHEA, Fondo Protocolos Notariales).

 

Otros, a pesar de su esclavitud contrajeron matrimonio con individuos libres como indios, mestizos e incluso españoles, teniendo por ello descendientes cada vez mas blancos, como se registró en el testamento de Don Luis Delgado el 19 de mayo de 1730:

=Ytt. Declaro por mis bienes un esclavo nombrado Lucas de la Cruz de edad de cuarenta y siete años casado con Ynes Martinez Calvillo, declarolo así para qe conste.=Y tt. declaro por mis bienes una esclaba nombrada Manuela de edad de treinta y dos años, casada con Alonso Miguel, declarolo así para qe conste. =Y tt. declaro por mis bienes un esclabo algo blanco nombrado Sebastián Miguel de edad de trece años, declarolo asi para qe conste. (AHA, Protocolos Notariales, 11, 2, 51, 67f).

Son diversos los testimonios en nuestro municipio, de familias descendientes de esclavos que lograron mejorar su condición tanto económica como social. La barrera existente entre las castas no fue hermética, debido a que los grupos inferiores lograron, al menos en parte, ascender por la vía del matrimonio a un escalón más arriba. Sin embargo el Doctor Thomas Calvo cree que esto puede ser signo de la descomposición de las castas, a más o menos largo plazo, pero que a la vez se puede traducir en la permanencia de esa misma estructura social aun después de la Independencia y la Revolución Mexicana (Calvo Thomas, Poder, Religión y Sociedad en la Guadalajara del siglo XVII, Centre DËstues Mexicaines et Centraméricaines, H. Ayuntamiento de Guadalajara, México 1992:249 y 253).

Respecto del asentamiento que hoy ocupa la Ciudad de Encarnación de Díaz, existe un documento fechado en 1710, en el que se registró la compraventa de una esclava propiedad de Don Bartolomé Hernández-Gamiño originario de la Estanzuela, quien la vende a Don Antonio de Cuellar establecido en el Sauz de los Macias:

 

En la Villa de Aguas Calientes a diez y nuebe de Abril de mil, setecientos y diez años

=Antemi el escribano Publico y testigos Bartholome Hernandez vezino de esta jurisdicción, a quien doy fe conosco, como Albacea y Heredero que es de Ana Domínguez Sanchez, otorga por si, Y en nombre de sus Herederos, Y sucesores, que vende realmente y con efecto para ahora, Y para siempre a Antonio de Cuellar Vezino assi mismo de esta Jurisdicción, que esta presente; conviene a saber una Mulata esclaba, nombrada Cayetana, Criolla Y nasida en Casa de su Madre, que sera de edad de veinte y dos años, prieta, pasuda oyossa de viruelas, cuio Cargo y propiedad consta por el testamento, por cuya disposición fallecio, que otorgo en esta jurisdicción por ante mi el dia veinte y seis de septiembre del año pasado de mil setecientos y ocho, a que me refiero, la qual es libre de empeño, hypoteca, ni otro señorio, ni obligación especial ni general. Y por tal la asegura como Albacea y Heredero, en presio y quantia de cuatrocientos ps. En reales de oro comun, de Cuya Cantidad se da por Contento, y entregado a su Voluntad, sobre que renuncia a las leyes de la non numeratapecunia entrega y prueba de su recibo, como se Contienen, y declarasen este es su precio, y si mas valiere, en cualquiera forma, y Cantidad que sea le haze Gracia y donacion irrebocable: inter vivos y renuncia las leyes del Cordenam R. L.  y del engaño, y des oi en adelante para siempre se desapodera deste, y aparta, y a los demas Herederos de dha su Madre, del derecho propiedad, posesión, y señorio que a dha esclaba tienen, y les pertenece. Y todo lo zede y renuncia, y traspasa en el dho Comprador para que sea su esclaba, sujeta a su servidumbre y Como tal la possea, venda,  o disponga de ella a su voluntad, y en cuia señal, y depossecion se la tiene entregada, y se obliga a la evicion, seguridad y saneamiento en tal manera, que no les ara, ni se le promovera pleito alguno, y si le saliere, o promoviere lo seguira a su costa hasta fenecerlo, y dexarle en posesión de dicha esclaba; Y si no le Cumpliere, le volbera el dho presio, y le pagara todos los daños, costos y menoscabos que se le siguieren. Al cumplimiento de todo lo qual, obliga su persona, y bienes habidos, y por haber, y da poder a todos los Juezes y Justicias de su Majestad para que a lo dho le apremien, y compelan por todo rigor de derecho, y como por sentencia passada en autoridad de Cosa Juzgada, Consentida; y no apelada: renuncia su propio fuero, Domicilio, y Vecindad, ley si convenent, y la General del derecho en forma: en cuio testimonio assi lo otorgo, y no firmo, por que dixo no saber, firmo a su ruego uno de los testigos que lo fueron Salvador Fernandez de Palos, Pedro Massias, Y Francisco de Soto Mayor Vecinos de dha Villa.

A ruego del otorgante Salvador Fernandez de Palos. (26)

 

Después de 60 años de la compraventa de esta esclava, aparentemente muy pocos son los mulatos en posesión de los descendientes de Don Antonio de Cuellar. Tres mulatos de apellido Díaz, de los cuales, dos llamados Antonio  y una María Mathiana, que vivían en casa de María Josefa Cuellar y una mulata llamada María Rita Pérez, que vivía  en casa de Don Isidro Cuellar, todos vecinos de Santa Gertrudis, antiguo “Sauz de los Cuellar”.

En 1770, en el Sauz de los Macias, las únicas dos mulatas que se registraron en el padrón de ese año, eran  Ysabel y Justa Rosalia, quienes vivían en casa de Santiago Macias. Por su parte, la recién fundada Villa de la Encarnación o Villa del Sauz, en sus primeros diez años, solo contó con el servicio de esclavos pertenecientes a los descendientes de los Macias-Valadez:   En casa de Fernando Macias, (27) estaba el grupo integrado por San Juan de la Cruz,  Margarita de la Cruz y otros cinco miembros más; en casa de Juan Macias, vivían María Cuellar, Anna y Manuela de Castro; en casa de José Antonio Macias, (28) le servía Petra Cruz. También con motivo de la fundación radicaron en ella propietarios de esclavos que eran familiares cercanos: Juachin Muñoz, (29) a quien servían Vacilia, María y Rita; y María Manuela de Luera, (30)  quien trajo consigo a Andrea Guevara.

En sus estudios el Lic. Don Mario Gómez Mata, ha encontrado que las elites de peninsulares alteños, tenían como prioridad social, casarse con gente de su misma raza, ya fuera peninsular o criolla. En los 527 matrimonios estudiados, por él en Lagos, para el periodo de 1583 a 1663, casi el 30% fueron entre español con española, al igual que más del 50% de esos matrimonios son de indios con indias. Dándose la fusión racial entre peninsulares y  esclavas a través del amasiato (Gómez Mata Mario, 2009: 64).

Por su parte el Doctor en Historia Don José Antonio Gutiérrez Gutiérrez, quien ha sido otro de nuestros grandes maestros para quienes nos interesamos en el estudio y la investigación de nuestros Municipios Alteños. Ha dedicado diversas obras al estudio de la población que se desarrolló en las Alcaldías Mayores de Lagos y Aguascalientes, encontrando que la ilegitimidad no fue en todos los núcleos igual, teniendo su origen en la importante introducción de esclavos africanos por las elevadas uniones libres, principalmente en la población rural y más concretamente, entre las indígenas que desempeñaban las labores domesticas. (31)

En su magna obra de Retoños de España en la Nueva Galicia, el Doctor en Derecho Don Mariano González Leal escribió que la conciencia de ser españoles sin mezcla racial, se transmitió en la Región Alteña, de generación en generación más de hecho que de palabra. Con la herencia del tiempo, era tan clara y notoria la conciencia de Hidalguía, que solo era necesaria probarla para obtener títulos ó cargos de importancia dentro de la Alcaldía Mayor de los Lagos. (32) Aquí se exteriorizó a menudo el concepto de la nobleza como estamento social. Los Alteños, en general solo hacían referencia a su calidad cuando se deseaba ingresar a algún convento u orden religiosa (González Leal Mariano, Tomo I, segunda edición 1985:29,154, 176).

A raíz de la publicación de las investigaciones que abordan el tema de la presencia de Negros Esclavos traídos de África para la región de los Altos. Se ha cuestionado al Dr. González Leal al respecto, quien ha respondido: ¡Claro que en Los Altos hubo indígenas y esclavos, pero yo he investigado “Los Retoños de España en la Nueva Galicia” y no “Los Retoños de Angola”!.

Sin duda que el gusto se rompe en genero, y esa diversidad de estudios,  es lo que ha reafirmado la riqueza cultural a la Región de los Altos, volviéndola interesantísima como tema de investigación, para las decenas y decenas de Aficionados, Cronistas, Historiadores, Sociólogos y Antropólogos, quienes han estudiado, unos las genealogías y el comportamiento de los grupos oligárquicos (33) descendientes de los primeros “Conquistadores y Colonizadores Hispanos”; otros la existencia de una “Población de Marginados y Negados”, quienes con su trabajo diario como artesanos, agricultores o dedicados a las actividades propias de la ganadería, contribuyeron a transformar a Los Altos de Jalisco en una Región Paradigmática. Ya en la introducción a su primer volumen de Retoños de España en la Nueva Galicia, el Doctor Don Mariano González Leal escribió:

Numerosos antropólogos y estudiosos se han sentido atraídos por la fascinación y el misterio que para quienes por primera vez conocen el área representan algunas de las mas ostensibles características de su población: la belleza y misticismo de las mujeres, en gran proporción rubias y somáticamente europeas; la violencia y agresividad de los hombres; su laboriosidad, su tenacidad y honradez; su vanidad y su jactancia; la notoria endogamia y por mucho tiempo arraigadísima costumbre de realizar matrimonio solamente entre parientes o corregionales,(34) no menos que su dedicación al trabajo que, cuando salen de su lugar de origen, los permite formarse una solida posición económica; características que han hecho que con ligereza se afirme, aún por algunos alteños, que la población regional es de origen judío (González leal Mariano, Retoños de España en la Nueva Galicia, Tomo I, “Los Altos de Jalisco, Ensayo de Historia, Antropología y sociología de una región de Mejico”).

Fue en el verano de 1973, cuando un grupo de Investigadores del Centro de Investigaciones Superiores del Instituto Nacional de Antropología e Historia CIS-INAH, encabezado por el Antropólogo Don Andrés Antonio Fábregas Puig, dieron inicio a sus estudios, con los cuales  lograron llamar la atención  de nuevos investigadores, marcando así el inicio de los estudios históricos y sociales contemporáneos, en los que se han intentado mostrar la complejidad de una región como Los Altos de Jalisco y su lugar en la explicación de la construcción del Estado Nacional en México (Fábregas Puig Andrés Antonio, La formación histórica de una región: los Altos de Jalisco, 1986:17,18 y 213).

Es así, que en el año 2004 sale a la luz pública, el libro titulado El Alteño Global, del cual el Dr. Don Andrés Fábregas, ha señalado como uno de sus aspectos más atractivos, precisamente la discusión acerca de la historicidad de la identidad alteña. ¿Qué significó ser “alteño” en el pasado? ¿Qué significa ser alteño en el presente?, mostrando sus autores, como la identidad está relacionada con momentos históricos, surgiendo en diversas coyunturas, evolucionando y cambiando junto con ellas, siendo elementos constitutivos de la identidad alteña: La frontera contra los nómadas, la cría de ganado, la organización social basada en las relaciones de parentesco, la preeminencia del catolicismo y el uso del caballo. Para los investigadores Gilabert y Camarena, en su origen lo “alteño” nos remite a la formación de una sociedad rural conformada, según la caracterización que Paul S. Taylor, hizo en 1933 de Arandas, compuesta por “una sociedad básicamente española, católica, endogámica, conservadora, formada por pequeños propietarios que habían hecho su propia reforma agraria y, por lo mismo, eran enemigos férreos del agrarismo que cundía en otras regiones” (Gilabert Juarez Cesar y Camarena Luhrs Margarita, El alteño global, trayectorias evolutivas de Los Altos de Jalisco: evolución política y socio cultural en la era de la sociedad global, 2004:14 y 22).

  Durante décadas, quienes han visitado a la Región de los Altos de Jalisco,  han querido ver en ella “un lunar blanco sobre la faz morena de México”. Precisamente sobre este imaginario, la escritora Mónica Lavín en su  crónica de viajeros, publicada en el año 2007 con el título “De Lagos de Moreno a Phihuamo en Jalisco, de ciudades posibles a paraísos imposibles”, narra que:

 Color y estirpe estuvieron siempre ligados en esta tierra de jaliscienses de aire andaluz. Los matrimonio eran concebidos en termino del color de la piel, que pareciera dar fe del criollismo que los habitantes de estos lares resguardaban con el mismo ahínco que sus tierras. De aquí son los charros, que en sus suertes dan cuenta de la destreza para el manejo del ganado. El atavío charro en mucho se parece a algunos trajes típicos españoles. La mujer debía conservar la gallardía de la procedencia europea y también, a caballo o engalanada en el balcón, ostentar que era de Los altos. Importaba hasta el absurdo el color de la piel, más allá del dinero de la familia. De manera que el dicho “blanca, aunque sea de manta” se rifaba en la elección de mujer (Lavín Mónica, 2007:14).

Al respecto, fue la Doctora Celina Becerra, pionera en estos menesteres, compartiendo con nosotros sus conocimientos durante varias agradables jornadas. Quien observó a través de sus investigaciones, que el aumento de los españoles al finalizar la colonia y la disminución del porcentaje de bautismos de castas al iniciar el siglo XIX, advierten un proceso de “blanqueamiento”.  (35)  Harán falta generaciones de enlaces matrimoniales para que la fisonomía de los descendientes de los mulatos de la villita de la Encarnación, les permita  el promover su ascenso social. Sin embargo la independencia de México, que puso fin a la esclavitud les brindará el reconocimiento como Ciudadanos de la Nueva Nación.

 

 

Arquitecto Rodolfo H. Hernández Chávez
Cronista de Encarnación de Díaz, Jalisco.

______________________________________


1. AHJ, Archivo Histórico de Jalisco, Instrumentos Públicos, Ramo Tierras y Aguas.

2. Para el doctor en Historia Don José Antonio Gutiérrez Gutiérrez, la modalidad más común adaptada por nuestro campo, fue la llamada indios naboríos, es decir, indios que decidieron trabajar en forma permanente a cambio de un jornal y de medios de subsistencia. Esta mano de obra la conformaban principalmente indios procedentes de Teocaltiche, Mitic, San Gaspar y Jalostotitlán (Gutiérrez Gutiérrez José Antonio, “El mercado laboral en el siglo XVII en Los Altos de Jalisco-Aguascalientes”, publicado en  Aguascalientes y Los Altos de Jalisco: historia compartida, 1997:21).

3. El Licenciado Gómez Mata, menciona que los “Negros Bozales”, eran los esclavos recién traídos de África, quienes eran los más preciados, al suponerse que no traían mañas, que adquirían al convivir con la gente europea, y cuando jóvenes, tenían su mayor valor de hasta más de 400 pesos oro (Gómez Mata Mario, 2009: 35).

4. Becerra Jiménez Celina Guadalupe, “Población africana en una sociedad ranchera”, Estudios Jaliscienses, No. 49 Los Afrojaliscienses, Agosto 2002:9.

5. Becerra Jiménez Celina Guadalupe, “Población africana en una sociedad ranchera”, Estudios Jaliscienses, No. 49 Los Afrojaliscienses, Agosto 2002:13,16 y 17.

6. Según los registros sacramentales efectuados entre 1639 y 1649 en la parroquia de Lagos, Doña María de Arrona contaba con indios que le servían de criados en su “Hacienda de Mariquita”, pero además tenía esclavos: El 13 de diciembre de 1638  se sepulto un negro de nombre Pedro, quien era esposo de Clara,  su esclava negra (ANPALM, Archivo de la Notaria Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción en Lagos de Moreno, el cual consultamos gracias a las facilidades del Sr. Cura Don José Luis Aceves González y a la colaboración de las notarias Doña Esther Emilia Pérez Arteaga y Roció Anahí López Ramírez, quienes me fotocopiaron parte de los primeros registros sacramentales, que se encontraban revueltos y dificultándose su consulta. Pero hoy en día, la información es de fácil acceso, gracias a la titánica labor de Don Mario Gómez Mata, como Director del Archivo Histórico de Lagos de Moreno, quien además de paleografiar y ordenar todos  los registros, ha publicado un primer libro con el titulo “Bautismos, matrimonios y defunciones, en el primer siglo de Santa María de los Lagos”.

7. En los libros sacramentales de Lagos, desde el año de 1643, también se mencionan a indios criados de Don Pedro Arias: El 9 de enero de 1649 en la iglesia parroquial se enterró a su esclava negra llamada Marta. Afortunadamente para la Villa de Santa María de los Lagos se conserva un padrón de 1666, en el que se registran a todos los inquilinos que vivían en la “Casa y familia de Pedro Arias Pardo”, Además se enlisto a la gente que radicaba en la “Estancia de Mariquita que es del dicho Capitán Pedro Arias” (una copia del padrón de 1666 y otra del de 1669, me fue proporcionada por Don Mariano González Leal).
La Hacienda de Mariquita, paso a poder de su hijo el Doctor Pedro Arias Ysasi,  por lo que en el padrón de 1669 se registraron a su servicio 22 indios, 2 mulatos y 2 negros. Respecto a los esclavos, estos ya aparecen citados en el testamento del Capitán Don Pedro Arias Pardo: “Declaro que yo y la dha Da María de Ysasi mi muegr otorgamos scriptura de donacion mucho timpo a en fabor del dho Don Pedro Arias Pardo mi hijo de tres esclabos la una llamada Maria; hija de Antonia mulata de dies y nueve años, y otro negro llamado Blas de treinta años; y el otro mulatillo de seis años llamado Lucas y asi los a criado y tenido por suyos el dho Doctor mi hijo y por esta presente ratifico la dha donacion y donaciones  para que sean suyos por particular amor que le tengo sin que se le cargue de su balor ninguna cantidad por legitima” (Una copia fotostática de este testamento, tambien me fue proporcionado por Don Mariano González Leal).

8. Doña Maria de Ysasi, dueña de la Hacienda de Mariquita y viuda en primeras nupcias de Don Juan Gómez de Portugal y Arrona, donó a su hija Doña Ana de Portugal una mulata esclava llamada Nicolasa, la cual resultó que había sido hipotecada por Don Pedro Arias Pardo y por este motivo Don Francisco Rodríguez como esposo de Doña Ana, debió recuperarla a través de una compraventa. Ya en poder de la familia Rodríguez de Portugal, esta esclava procreo dos hijas: a  “María mulatilla hija de Nicolasa mulata de edad de seis años poco mas o menos y ten otra llamada Juana de edad de un año poco mas hija de dha Nicolasa”.  Consideradas propiedad de Don Francisco, por ser “criollos de su casa”.
En su testamento, Don Francisco Rodríguez asentó: “=Y ten declaro que un mulatillo de hasta nueve años poco mas o menos, hijo de una mulata llamada Nicolasa es de mi hijo Bernardo Rodríguez al que se lo dono Doña Maria de Ysasi su abuela y la donacion para en mi poder declarolo assi para que conste ser suio” (AHEA, Fondo Protocolos Notariales).

9. Don Francisco caso a su hija Maria Rodríguez de Portugal con Martín Zermeño, vecino y Regidor de la Villa de Lagos, hijo del Capitán Juan Vazquez de Zermeño y de Doña Elvira Gil de Lara. Según el citado testamento le dio en dote: Un mil y cien pesos cinco mas o menos los quales recivio por quenta de su legitima paterna y materna de qe le otorgo escritura de dote, dho su marido y aunque es asi qe de mas de la cantidad dha recivio la dha Maria Rodríguez nuestra hija una esclava pequeña. Esta no es de quenta de su lexitima por aversela donado a dha mi hija Da Maria de Ysasi su abuela. Como mas largamente constara de dha carta de dote a qe me remito.
El 11 de Marzo de 1756, en la Parroquia de Lagos se registró el matrimonio de Juan Casimiro, Mulato Esclavo de Don Marcos Cermeño en la Hacienda de Mariquita, con Paula Reyes india de dicha hacienda.

10. Estas tierras fueron mercedadas a Don Alonso Macias Valadez, por tal motivo pasaron a manos de su hijo Felipe Macias-Valadez y Vazquez de Retamosa, dueño de “El Tecuán” y de “San Antonio del Río de los Sauces”,  quien según los registros parroquiales de Lagos, contaba con diversos criados registrados entre 1617 y 1619.

11. Otro hijo de Alonso Macias, llamado Mateo Macias-Valadez y Vazquez de Retamosa y esposo de Catalina López de Nava y Guerra, como propietario de la Estancia de de los Sauces, tenia criados indios, registrados entre 1613  y 1649. Una parte de “Los Sauces” pasaron a propiedad de Nicolás Macias y López de Nava con el nombre de “Rio de San Lorenzo de los Sauces”, registrandose como labor en 1666 y estancia en 1669, con un personal integrado por 5 indios, 1 mulato libre y 1 mulato esclavo.

12. Alonso Guerra-Valadez, también hijo de Matheo Macias-Valadez y de Catalina López de Nava y Guerra. Fue dueño de la estancia de “Los Sauces” conocida también por “Estancia de Guerra” o “San Juan de los Sauces”. Según el padrón de 1669, tenía a su servicio 8 indígenas, 2 mulatos y 2 negros.

13. En la parroquia de Teocaltiche, se registró el 12 de enero de 1690 el matrimonio de Simón de Santiago, mulato esclavo de Andrés Muñoz natural de la Villa de Aguascalientes y residente cinco años en este partido, con Nicolasa Rodríguez, india de la hacienda de Atotonilco, hija de Diego Rodríguez y de Agustina Bernardina (La consulta de este Archivo Parroquial, fue gracias a las facilidades del Señor Cura Don Xavier Castañeda y de la Notaria María García Aquino).

14. En el padrón de  Lagos de 1669 se registró la “Estancia de los Sauces de Nicolás Pedroza”, donde estaba a su servicio  una india de nombre Andrea casada con Juan de la Cruz.

15. Juan Antonio de Alba Bocanegra, originario de San Miguel de los Alba en la Jurisdicción de la Villa de Aguascalientes, hijo de Antonio Alba Bocanegra y de Magdalena Martínez de Sotomayor. Acento en su testamento: Yten declaro que al tiempo que contraje matrimonio con dha Da Josepha Lomelin trajo de capital su ajuar de ropa, cuatro becerras, dies potrancas y seis bestias mansas, con mas tres cavallerias y media de tierra en el Sitio de Santa Catharina, y una esclava llamada Ana Maria (AHEA, Fondo Protocolos Notariales).

16. Una familia de mulatos son descendientes de Rafael Romo quien fue esclavo propiedad de Don Nicolás Romo, vecino de “Santa Catarina” durante la primera mitad del siglo XVIII.

17. Estas tierras fueron parte de la Estancia de los Villalobos: Don Juan de Villalobos, originario del Pueblo de Teocaltiche y esposo de Beatriz Romo de Vivar y Ruiz de Esparza. Tenía sus casas y troxe en la “Labor”, hizo su testamento, en el que declaro  “Y tt. un negro esclabo llamado Juan de hedad de setenta años =y tt. una mulata esclaba llamada Mathiana de catorse años” (AHEA, Fondo  Protocolos Notariales)

18. En el padrón de Aguascalientes de 1648, aparece la casa de Pedro Alonso de los Ynojos, quien tiene a su servicio 4 indios y 4 negros esclavos. Entre ellos se destaca el matrimonio formado por el indio Tomas de la Cruz y María la negra esclava. La familia Alonso radicó en San Nicolás de la Estanzuela al pie del cerro de los Gallos (Publicado por el Dr. José Antonio Gutiérrez Gutiérrez,  con el título de “Aguascalientes a través del padrón de 1648”, en Folio, año I, Numero 1, en 1999).

19. Don Luis Delgado, según su testamento. Cuando casó a cada una de sus hijas les dio una esclava: A Ydelfonsa, esposa de Juan de Dios Bernal, le dio una esclava de 14 años llamada Gertrudis de la Cruz; A Matiana, esposa de Martín Bernal le dio una mulata esclava de diez años llamada Raphaela de la Cruz; y a Theresa, esposa de Antonio Maldonado le dio una mulata esclava de catorce años nombrada Joachina (AHEA, Fondo Protocolos Notariales).

20. Según los datos que se disponen, la familia Alba, como herederos de los Macias-Valadez, contaron con mulatos esclavos que ostentaron el apellido Valadez en recuerdo de sus antiguos dueños. Estos Valadez se extendieron por el “Cerro de los Gallos”.

21. Propiedad de la familia Villaseñor, entre otros esclavos fue el mulato Onofre Flores, esposo de la Mulata Luisa Rodríguez en quien procreo por lo menos siete hijos radicados en el Puesto de San Miguel de los Alva a mediados del siglo XVIII

22. Parte de sus tierras se desprendieron del Puesto del Agostadero, propiedad de Doña Maria de Siordia y Fernández de Vaulus viuda de Luis de Medina Rincón y Valdivia, quien las dio en dote al casar  en 1638 a su hija Maria de Medina o  Maria de Siordia con Nicolás Macias-Valadez y Ramírez. En los registros de la Parroquia de Teocaltiche, se menciona en 1641 a “Gaspar de los Relles, Mulato laborío de Doña Maria de Siordia”.

23. El Capitán Don Francisco de Mendoza, esposo de Magdalena de Villalobos. En testamento fechado el 17 de Junio de 1690 registro: =Y tem declaro por mis vienes una mulata blanca llamada Ynes Flores que hube y compre de Gabriel de Abilez vesino del real de Sombrerete. Según consta de la escriptura que para en mi poder la qual dha mulata se halla preñada. descargo para que conste=Y tem declaro por mis vienes una mulatilla de hedad de tres años. Criolla de Cassa llamada Gertrudis hija de la dha mi esclava Ynes =Y tem declaro por mis bienes otra mulata llamada Clara Basques la qual hube y compre de el Bachiller Agustín Marín Presbítero difunto vecino de esta dicha villa. Como consta de la escriptura que para en mi poder y ten declaro por mis bienes un mulatillo de hedad de seis años llamado Cayetano y otra mulatilla de poco menos de un año llamada María, ambos Criollos de Cassa e hijos de la dha mi esclava.

24. Estas últimas donadas por sus hijos para el fundo de la Villa de Nuestra Señora de la Encarnación.

25. AHEA, Protocolos Notariales.

26. AHEA, Fondo Protocolos Notariales.

27. Don Fernando Macias-Valadez y Miramontes, fue esposo de Rosalia de Carvajal,  hijo de Tomas Macias Vega y Maria de Miramontes, y nieto paterno de José Macias Álvarez y de Catalina de Oran y Vega, antiguos propietarios del Sauz de los Macias. Don Fernando Macias con el fin de fundar la población dono entre 1758 y 1759 medio sitio de ganado menor por el rumbo del sur (González Leal Mariano, “Los Precursores de la Villa de la Encarnación”, publicado en Encarnación Rotario, No.50, año V, 10 de Agosto de 1977, bajo la dirección del Profesor Don Ezequiel Hernández Lugo).

28. José Antonio Macias, fue español originario y vecino del Sauz de los Macias, hijo de José Macias y de Juana Ruiz de Esparza, contrajo un matrimonio el 6 de febrero de 1749 en Aguascalientes con Rita Gertrudis García originaria del Mezquital, hija de Nicolás García y de María de San Juan.

29. Por Investigaciones de Don Francisco Xavier de Castaños y Cañedo, descendiente de Don Santiago González y Tello, se sabe que José Juachin Muñoz de Nava y Alba Bocanegra, era originario del Puesto de San Miguel de los Alba, hijo de Andrés Muñoz de Nava y de Doña María Theresa de Alba-Bocanegra, contrajo matrimonio el 8 de enero de 1755 en Aguascalientes con Eufracia Antonia Rubio de Monroy y Martínez Bazurto, originaria del Pueblo de Coahuila y avecinada en los Sauces. Abuelos Maternos de Doña Carmen González  de Hermosillo y Muñoz de Nava, quien fue la esposa del Coronel Insurgente Don Santiago González-Rubio y Tello de Orozco.

30. María Manuela de Luera descendía de Diego de Luera y de Margarita de Nava la hija de Mateo Macias-Valadez y de Catalina López de Nava, antiguos dueños de la “Hacienda de los Sauces”.

31. Gutiérrez Gutiérrez José Antonio, “Aguascalientes a través del padrón de 1648”, Folio, No. 1, 1999: s/n. También en su investigación titulada “El mercado laboral en el siglo XVII en los Altos de Jalisco-Aguascalientes, publicado en Aguascalientes y Los Altos de Jalisco: historia compartida, 1997: 17; menciona que al revisar detalladamente los libros sacramentales hasta el año  de 1650, encontró que  de los 1 623 nacimientos registrados: 367 eran españoles, incluyendo a peninsulares y criollos, 128 eran mestizos, 684 indios, 124 mulatos y 66 esclavos negros.  Respecto a los 550 matrimonios que se consignan, de ellos 520 fueron de indígenas, de los que 180 eran originarios de Pueblos Alteños

32. El Dr. González Leal especifica que en Lagos, muchas familias criollas hicieron numerosas “Probanzas de Hidalguía” para obtener la Alcaldía Mayor, el Real Depósito, la Real Procura, las Alcaldías Ordinarias, las Regidurías, y otros diversos empleos de Gobierno. Todas eran originarias de la misma villa Laguense y de viejo arraigo local (González Leal Mariano, Tomo I, segunda edición 1985:30).

33. Para entender mejor a los Altos de Jalisco, especialmente las relaciones existentes entre el pueblo y la oligarquía alteña, es de primordial interés la obra del Doctor Don Andrés Fábregas Puig, titulada La formación histórica de una región: los altos de Jalisco, publicada en 1986, donde aborda la colonización de los Altos de Jalisco y su configuración como territorio político, brindándonos nombres de conquistadores, además de algunos esquemas genealógicos de los principales grupos de poder político, económico y religioso.

34. Además de la Magna Obra de Don Mariano González Leal, puede consultarse sobre el tema de la endogamia en los Altos de Jalisco, el libro de la Genealogista Doña María de la Luz Montejano Hilton, titulado Sagrada Mitra de Guadalajara, Antiguo Obispado de la Nueva Galicia, Expedientes de la serie de matrimonios, Extractos Siglos XVII-XVIII, publicado en 1999; y el libro de la Maestra en Historia Doña Martha Durón Jiménez, titulado Familias Endogámicas en Saltillo y los Altos de Jalisco, un análisis comparativo 1570-1830, publicado en el año 2005.

35. Becerra Jiménez Celina Guadalupe, “Población africana en una sociedad ranchera”, Estudios Jaliscienses, No. 49 Los Afrojaliscienses, Agosto 2002:15.