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“(…) y bueltos al Plan donde se Yntenta fundar la nueva poblason o Villa, seme demostro por los susodhos. En el una muy decente Capilla (…) y en la frontera de la Puerta Principal de la referida Capilla me demostraron una Plaza con sien varas por Cada Viento  y en ella fabricadas sinco casas aunque no del todo acabadas (…)”

Informe o Vista de Ojos
Don José de Aldama, 1760.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El Profesor Don Alejandro Topete del Valle, (1) basado en la obra de Don Alfonso Quesada Cervantes,  titulada “Apuntes Históricos sobre la Ciudad de la Encarnación de Díaz (Jalisco), tomados de un códice y varios documentos que se conservan en este lugar”. (2) Redactó en 1959, con motivo de celebrar el bicentenario de la fundación de nuestra ciudad, una historia sobre la fundación de Encarnación, dando un orden lógico a las antiguas narraciones, transformándolas en amena crónica. (3) De esta historia hemos extractado los acontecimientos más importantes y los completamos con datos adicionales procedentes de archivos, tanto eclesiásticos como civiles.

No podemos negar, que la fundación de la Villa de Nuestra Señora de la Encarnación, hace 250 años,  tiene su origen en los acontecimientos ocurridos unos años antes en la Hacienda de San Miguel de los Albas. Acontecimientos que fueron registrados en el siglo XVIII en la crónica dejada por el Bachiller Isidro Ráphael de Espino, (4) quien fungió como capellán de dicha hacienda, además de otros papeles resguardados por los vecinos de San Miguel y en el propio Ayuntamiento de Encarnación.

El Genealogista Don Mariano González Leal, al referirse a San Miguel de los Albas, en el capitulo  “Alba”  de su magna obra de Retoños de España en la Nueva Galicia, escribió  que es uno de los solares más antiguos de su asentamiento y se ayunta muy estrechamente a los orígenes de la Villa de la Encarnación de los Siete Príncipes, pues una rencilla piadosa entre los vecinos de el   Sáuz de los Macías y los de San Miguel de los Albas quienes en el segundo  tercio  del  siglo XVIII  se  disputaban  el culto  perpetuo  de la  Imagen  de  Nuestra  Señora  de la Encarnación, definió la fundación, en 1760,  de la Villa de la Encarnación de los Siete Príncipes (González-Leal Mariano, Retoños de España en la Nueva Galicia, Capitulo “Alba, de”. En proceso de Impresión).

Por su parte el profesor Don Ezequiel Hernández Lugo en su valiosísima obra genealógica, titulada  De Criolla Estirpe, menciona que según documentos de Don Luis Miguel de Alba y Bocanegra, el Puesto de San Miguel de los Albas fue fundado a principios del siglo XVII por Don Joseph de Alba y Retamosa  (De Criolla Estirpe, A mis hijos, en el 50años de Matrimonio de la familia Romo, 1989:73).

Sabemos por documentos que se resguardan en el Archivo Histórico del Estado de Jalisco, en el Ramo de Tierras y Aguas, que para la fundación de la Estancia de San Miguel de los Alva, a la propiedad familiar de los Alba-Macias, se le anexó parte de las tierras del antiguo “Sitio de los Gallos”, del “Sitio del Tigre” y de un realengo cercano al “Sauz de los Macias”.

La importancia del Cerro de los Gallos, consistió en ser un punto estratégico para el desarrollo de grandes haciendas, como las de Peñuelas, San Bartolomé, Las Rosas, los Charcos y San Nicolás de la Estanzuela, propiedad  de los descendientes de Don Alonso Macias Valadez, fundador del Sauz de los Macias. Su yerno Don Alonso de Alva, esposo de Leonor de Retamosa o Macia-Valadez y Retamosa, fue quien recibió el 17 de septiembre de 1607, en merced de la Real Audiencia, un sitio de ganado mayor y cuatro caballerías en el lugar llamado “El Tigre”. (5)  Ya para el año de1641 Don Alonso de Alba tenía indios en calidad de criados, según los registros de la Parroquia de Lagos y el 31 de agosto de 1658 en la parroquia de Teocaltiche se registró el matrimonio de su esclava negra  Juana de la Cruz con Nicolás de la Cruz.

Hijo de Don Alonso de Alva, fue Joseph Alva y Retamosa, citado como el fundador de “San Miguel de los Alvas” y radicado en la jurisdicción de la villa de Aguascalientes. En dicha villa o jurisdicción, aparece su familia registrada en un padrón parroquial fechado en 1648,  (6) en el que se asentó “Cassa de Catalina de Arenas”, quien ya era viuda, y vivían con ella sus hijos, Cristóbal, Joseph, Alonso y Juan de Alva,  y cuatro niños españoles pequeños. La servidumbre estaba integrada por Gregorio mulato esclavo y su mujer Luisa que era India, además de los indios Ana, Ana Vásquez y Pedro Miguel. A la muerte de Don Joseph de Alva, el 24 de agosto de 1642, su hijo Don Cristóbal de Alva, desempeño el cargo de albacea, tomando las riendas de la administración de “El Puesto de San Miguel”. Motivo por el cual en 1695 se le conocía a dicho puesto como “La Estancia nombrada San Miguel que posen los herederos de Cristóbal Alva”, (7)   pues Don Cristóbal de Alva y Marín de Peñalosa o de Arenas, al contraer matrimonio con Doña Teresa de Estrada-Bocanegra y Flores-Rubín, originaria de la jurisdicción de Jalostotitlán, tuvo por vivienda la Estancia de San Miguel en compañía de sus hijos y de sus sirvientes.

Tras la muerte de Don Cristóbal, su hijo Nicolás de Alva y Estrada-Bocanegra, como albacea y cabeza de la familia, pretendió en 1694, que se le hiciera merced de dos sitios para ganado mayor, mas o menos lo que le cupiere en un pedazo realengo que esta en el puesto nombrado “San Miguel”, como a siete leguas de la villa de Aguascalientes. (8)

De las mediciones, realizadas en 1695 con el fin de determinar las tierras realengas que se encontraban formando parte de dicho puesto, se desprende, que el centro del Sitio de San Miguel  se encontraba “en la falda de un serrito de robles en una cañada que vaja de la loma que llaman del Tecolote para el rancho que disen Presiado en dhas peñitas de dicha loma pedregosa y dicha cañada derrama y corre en tiempo de aguas para el norte”. El caserío se encontraba delimitado al norte por la “Cañada de los Charcos” que los separaba de las tierras propiedad de Andrés Alva; al sur la “Cañada del Tecolote” y el “Cerro de los Robles”. Esta cañada delimitaba la parte norte del Realengo de San Miguel, que a su vez colindaba al sur con tierra de Nicolás de Lomelin, hacia una cañada Pedregosa que llamaban “Corral de Barranca”.

También, en dichas mediciones, se señala que el caserío del “Sitio de San Miguel” se encontraba ubicado en una lomita a 22 cordeles al poniente del centro del sitio y el límite de la cruz poniente de este sitio, remataba en “una lomita de un serrito sin piedra a la vista y como ocho cuerdas de las casas de esta Estancia”. (9) Según la tradición en este cerrito lleno de arbustos espinosos fue encontrada la pequeña imagen que en 1753 se advocó como “Nuestra Señora de la Encarnación”. A dicho lugar se le llama el “Potrero de los Encinos”. (10)

La narración original de este suceso fue escuchada en 1752 por el Bachiller Espino, de boca de los propios vecinos de San Miguel quienes le dijeron que fue un ermitaño quien traía la imagen de la Virgen María y que  la había dejado pendiente dentro de una cajita o Tabernáculo, en las ramas de un espino, en las cercanías de dicha hacienda, donde la encontró Diego Villaseñor, (11) quien desempeñaba el oficio de Vaquero. (12) Por tal motivo el Bachiller Rafael de Espino al referirse al ermitaño y su pequeña imagen en su diario escribió: (13)

Que la traía (…) como peregrina por estos desiertos; quien muchos años guardó riguroso silencio, pues aunque algunos le encontraran, a nadie respondía ni hablaba, sino sólo por regateadas señas; que después que ya acabó el rigor de su silencio, solía hablar con mucha urgencia, medidas palabras, y que siempre que alguno le encontraba y preguntaba a donde iba, respondía: que onde las burritas lo guiaran, pues así vido y experimentó siempre en que luego que aparejaba sus burritas y componía a la Virgen, dejaba ir a voluntad a las dichas burritas, y donde le cogía la hora media del día o de la noche, allí se quedaba; nunca llegaba a rancho alguno, ni a casa, ni pedía cosa alguna, y sólo iba atenido a lo que en los ranchos o vecindades, de su libre voluntad y caridad solían enviarle a donde paraba o al camino por donde iba y cogía solo lo necesario (…) A este venerable varón afirman muchas personas de todo créditos que le perseguía y atormentaba mucho el demonio y que se veía que lo arrebataba éste y se lo llevaba extraviándole por otras partes, haciéndole muchos perjuicios y esta era la causa de que dejase a la Virgen y todo lo que cargaba, y que así le había sucedido en Zacatecas, y que después le preguntaban qué le había sucedido, y respondía que lo habían robado unos malvados, y aunque supiera dónde estaba todo lo que había perdido, nunca lo pedía ni solicitaba (Quesada, 1922:9, tomado del Capitulo Tercero del escrito del Bachiller Espino; Topete del Valle, 1977:8,9 y 17).

 

Todo parece indicar que el misterioso ermitaño, tiene similitud con los demandantes de limosnas para el culto de Nuestra Señora de San Juan, pues desde el siglo XVII, con el fin de extender el culto  y su devoción, fueron autorizados promotores o demandante laicos a salir con una imagen peregrina, tocada a la original, transportada en un nicho ó tabernáculo, con el cual recorrían Villas y pueblos, solicitando ayuda y ponderando sus milagros.  (Santosscoy Alberto S/f: 113; Hernández Chávez Rodolfo H., Cronista de Encarnación de Díaz, “Investigación de los orígenes y estilo artístico de las imágenes de Nuestra Señora de la Encarnación”, para el libro de las Advocaciones más importantes de España e Hispanoamérica, Valencia, España, 1997; Hernández Chávez, “Nuestra Señora de la Encarnación, Una Imagen Forjada”, 2000, Impresión Digital; Hernández Chávez, “Devoción a Nuestra Señora de la Encarnación”, tríptico conmemorativo del 250 aniversario de su devoción, Marzo 2003).

Estos Demandantes, llevaban consigo los accesorios para improvisar el altarcito, campanilla de mano para advertir el paso o la llegada de la Santa Imagen que era transportada en un nicho o tabernáculo y mediante unas varas la conducían los mismos lugareños; vendían escapularios, cuerdas, mortajas, rosarios, cruces, medallas, medidas, estampas y novenas. Gracias a esta creciente de artículos devocionales, Ignacio Calvillo Dueño del Soyatal al Norte del Sauz, hereda en 1706 a su hijo el Lic. Pbro. Nicolás Calvillo una imagen de lienzo de Nuestra Señora de San Juan. Sin embargo  sacerdotes y terratenientes, reclamaban para sí, dichas imágenes peregrinas de Nuestra Señora de la Limpia Concepción, título de San Juan, para erigirle capilla a la Taumaturga Imagen.

Tal vez la Imagen encontrada en la Hacienda de San Miguel, sea una imagen peregrina extraviada a finales del Siglo XVII o durante la primera mitad del siglo XVIII. El Bachiller Espino  escribió que fue el propio ermitaño quien fabricó de madera la Santísima Imagen y que esta era fierita por lo pobre y humilde, y que el dicho ermitaño la traía hablando de su vida y que solo vivía de la caridad. También puede ser esta Imagen, una copia burda, (14) empleada por su propietario para recoger limosnas en su peregrinar, como era costumbre en esos tiempos.

Hallada, la pequeña imagen por un vaquero y viendo no parecía el dueño ocurrió al Teniente de Alcalde Mayor de este puesto, que lo era Don Cristóbal Villaseñor (15) quien luego cumpliendo con el cargo de su oficio, hizo como Juez Real toda pesquisa y diligencia por el dueño,  y no hallando razón alguna, se la trajo a esta estancia de San Miguel de los Alba y la tuvo en su casa dicho Teniente. La Doctora en Historia Doña Celina Becerra, menciona que fue a finales del siglo XVII, cuando la Corona Española, buscó ingresos a través de la concesión de títulos para el Gobierno Provincial, llegando a la Región, a partir de 1686, Alcaldes Mayores procedentes de tierras lejanas que debían permanecer en el cargo por cinco años, estableciendo vínculos con los habitantes de su provincia, pues al no conocer la región ni la sociedad en que debía desenvolverse, le resultaba crucial nombrar tenientes entre los vecinos de mayor prestigio y antigüedad, para que actuaran en su representación en los distintos puntos de la jurisdicción (Becerra Jiménez Celina G., Gobierno, justicia e instituciones en la Nueva Galicia, La alcaldía mayor de Santa María de los Lagos 1563-1750, 2008: 244 y 284).

Es por todo esto, que Don Cristóbal de Villaseñor, dio luego cuenta al Alcalde Mayor de Lagos, a cuyo Juzgado pertenecía este territorio, diole razón de todo lo que pasaba; dijole que le llevara dicha imagen; ejecutólo así dicho Teniente, y habiéndola puesto en su presencia y viéndola dicho Juez Menor con el humilde y muy pobre vestido que llevaba dicha imagen, vestido propio de ermitaña, por lo pobre y humilde, (16) le dijo al Teniente dicho Alcalde, que se la volviera que pensó estuviera de otra manera, y que era fierita, con cuya razón y expediente se la volvió a su casa dicho Teniente, donde la guardo Diego Villaseñor, sin mencionar, ni hacer memoria de la reliquia que tenía en su casa (Quesada, 1922:10, tomado del Capitulo Tercero del escrito del Bachiller Espino; Topete del Valle, 1977:18 y 19).

En el Puesto de San Miguel de los Alva, al no contar con capilla (17) se acostumbraba traer un religioso para la festividad del Señor San Miguel el día 29 de septiembre, quien les decía la Misa del Santo, debajo de un mezquite, en una enramada, yendo el último año a pedir la Licencia al señor Cura, que lo era entonces el Doctor Don Manuel Colón de Larreátegui, se las negó y no quiso dar la licencia de que viniera el padre que les dijera la Misa, que hicieran capilla, con cuya razón se comenzaron a mover para hacer dicha capilla, la cual, una vez terminada estuvo bajo la administración del Bachiller Joseph de Castañeda, como Teniente de el Dr. Don Manuel Colón de Larreategui (Quesada, 1922:9, tomado del Capitulo Tercero del escrito del Bachiller Espino; Topete del Valle, 1977:14 y 16).

De acuerdo con los datos registrados por el Bachiller Espino, la devoción popular a San Miguel Arcángel había cobrado esplendor a iniciativa de un indígena llamado Cayetano de los Ángeles, (18) quien organizaba con gran esmero y devoción, la fiesta anual en honor de San Miguel, titular de aquella estancia, haciéndole un novenario y la víspera del Santo, era llevada su imagen a la Villa de Aguascalientes, donde se le decía su misa, y al regresarla, se recibía con escaramuza, con danza y una marcha que salía a recibirlo a buen trecho del Puesto de San Miguel, donde se ponía un altar muy bueno debajo de un huizache o espino, y con todo este aparato se traía hasta su oratorio, con muchos cohetes llegando a tanto el esmero de la devoción, que acostumbraban traer algunos años, para el día 29 de septiembre, un religioso, que debajo de un mezquite, en una enramada, les decía la Misa del Santo (Quesada, 1922:9, tomado del Capitulo Tercero del escrito del Bachiller Espino; Topete del Valle, 1977:14).

Otra circunstancia que contribuyó para llevar a pronto término la construcción de la capilla, fue que un buen día de principios del año de 1752, regresaban de la Hacienda de Guadalupe Don Luis Miguel de Alba, (19)  principal dueño de San Miguel y su primo Don Cristóbal de Villaseñor,  su administrador y Teniente de Alcalde Mayor en el lugar. Y “molidos por la distancia”, comenzaron a discurrir sobre la conveniencia de levantar una capilla en el puesto de San Miguel, para evitarse aquellas largas y molestas caminatas a fin de cumplir con el precepto de oír la Santa Misa, así como los riesgos de quedarse sin ellas aparte de la necesidad de facilitar por aquel medio, el cumplimiento de sus deberes religiosos y la administración de sacramentos al vecindario del referido Puesto y sus aledaños (Quesada, 1922:8, tomado del Capitulo Tercero del escrito del Bachiller Espino; Topete del Valle, 1977:14).

A principios de la Cuaresma de aquel año, mes propio, víspera del día de este soberano misterio de la Encarnación, comenzaron a fabricar dicha Capilla concurriendo todos los más vecinos de esta estancia, unos con trabajo personal, otros poniendo peones y otros dando materiales para dicha fábrica; más el que costeó y puso los más, fue el dicho Teniente Villaseñor porque puso más peones, lo más de los adobes, lo más de la madera, las puertas, el lienzo de Nuestro Príncipe, el ornamento y frontal, un Santo Crucifijo que está en la sacristía, con corona de plata.  Los ladrillos todos los dio su hermano Don Matías Villaseñor; y Don Luis Miguel de Alba dio parte de las vigas y puso su trabajo personal como alarife y don Diego Villaseñor dio el piso de dicha Capilla (Quesada, 1922:10, tomado del Capitulo Tercero del escrito del Bachiller Espino; Topete del Valle, 1977:15).

Construida la capilla en poco tiempo, Don Cristóbal de Alba pidió la licencia para la celebración de misa al Obispo de Guadalajara. Cuya solicitud fue localizada por el Contador Humberto Chávez Aranda en el Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Guadalajara. En respuesta a la solicitud el Obispo Fray Francisco de San Buena Ventura  Martínez de Texada otorgó la respectiva licencia el 22 de Septiembre de 1752. Colocándose la capilla con grande alborozo y regocijo de todos el 29 de septiembre día del Soberano Arcángel (Según Don Alfonso Quesada, la colocación de la Capilla fue el 29 de septiembre de 1753, Quesada, 1922: 10 y 11, tomado del Capitulo Tercero del escrito del Bachiller Espino; Topete del Valle, 1977:16; Chávez Aranda José Humberto, Encarnación-Mito y realidades, 2004:116-118).

Por  la memoria dejada por el propio Bachiller Espino, sabemos la forma mediante la cual él llegó a la hacienda de San Miguel de los Alba para hacerse cargo de su capilla. Pues al respecto escribió:

En el mes de septiembre de dicho año de 1753, estando yo de Capellán interino en Cerro Gordo, de D. Gaspar Ventura González de Castañeda (20) y sabiendo por un arriero que iba de paso por el pueblo de Tepatitlán, llamado Gerónimo de Villalobos, quien dando noticia de la colocación de la Capilla que todos los vecinos de san Miguel de mancomún querían mantener capellán, me dijo que no y con esta razón me moví yo mismo a escribir a dichos vecinos si querían admitirme a mí por su Capellán; que viéndonos nos compondríamos, cuya propuesta admitieron, sin conocerme ellos a mí, ni yo a ellos, ni aún haber oído yo mentar semejante puesto, ni tener de sus gentes ni contornos la más mínima relación. Puse luego en ejecución mi viaje para dicha Hacienda a donde llegué el día 28 de septiembre a la oración de la noche, estando en los fuegos de la función, el Bachiller D. Vicente Castañeda, que como Teniente de Cura de la Villa de Aguascalientes, había venido a hacer la función (Quesada, 1922:11, tomado del Capitulo Cuarto del escrito del Bachiller Espino; Topete del Valle, 1977:16).

Gracias a las facilidades que me otorgó el Excelentísimo Señor Don Ramón Godínez, Obispo de la Diócesis de Aguascalientes, a través de su Secretario el Pbro. Don Raúl Sosa para consultar el Archivo Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, y  la paciencia del Licenciado en Historia Don Mario Pérez Mercado para localizar los Libros Sacramentales correspondientes. Sabemos que a  pesar de la presencia del Bachiller Espino en el Puesto de San Miguel de los Alba, el primer bautismo en su Capilla, es celebrado por el Bachiller Joseph de Castañeda y firmado el primero de Octubre de 1752, como bautismo de Salvador Laureano Gutiérrez Morales, indio nacido en “El Tigre”, hijo de José Gutiérrez y de Gertrudis Morales.

Fue el propio Dr. Don Manuel Colón de Larreategui, como Párroco  de Nuestra Señora de la Asunción de las Aguascalientes, quien seis meses después asentó en el respectivo libro de bautismos:

“En la Capilla de Señor San Miguel de los Albas de esta Feligresía de la Villa de Aguascalientes en 2 de Abril 1753 con mi licencia el Br. Don Isidro de Espino baptizo solemnemente a Juan Joseph Gregorio de la Santisima Trinidad, que nacio en el Sauz de los Macias el dia 23 de marzo proximo pasado, hijo lexitimo de Joseph Antonio Macias de Anda y de María Gertrudis de Cuellar, españoles vesinos de dicho puesto, fueron sus padrinos Jose de Cuellar y Ursula Macias Valades a quienes adberti su obligación y cognotacion espiritual y lo frime J. Manuel Colon de Larreategui”

En dicho libro de la parroquial, el último registro  que aparece de un bautismo efectuado en la Capilla del Puesto de San Miguel,  es el de María Micaela de San Juan, mestiza del Cerro de los Gallos, hija de Cristóbal de Santos y de Anna Rendón, mestizos, fechado el 29 de julio de 1753. Debido a que el primero de Septiembre de 1753, el Obispo Martínez de Texada, crea una ayuda de Parroquia en el Puesto de San Miguel de los Alva y el Sr. Cura Colón de Larreategui autorizó que se abriera el libro propio de bautismos (Gutiérrez Gutiérrez José Antonio, Historia de la Iglesia Católica en Aguascalientes, Vol I, Parroquia de la Asunción de Aguascalientes, 1999:238).

A pesar de la gracia y donación que los constructores de la capilla hicieron a San Miguel Arcángel, por los empeños del bachiller Isidro Rafael de Espino, dicho Arcángel debió dejarle su lugar el 25 de Agosto de 1753 a la Imagen de Nuestra Señora de la Encarnación. Teniendo que entablar el Bachiller Espino una curiosa lucha en materia de rangos sobre el culto, entre la augusta Señora y el Santo titular del lugar. Misma que fue registrada por el propio bachiller en su diario o crónica:

Y siendo Miguel (…) Amoroso defensor del Misterio de la Encarnación, (21) y que  fue el primero que beneró y celebró tan incomprensible Misterio, fue el blanco de mis atenciones para venerar en dicha Santísima imagen, tan alto soberano misterio, poniendo dicha advocación, para que por ella se le veneren todos y extendiesen sus cultos, que es el único fin de mis deseos (Quesada, 1922:13, tomado del Capitulo Cuarto del escrito del Bachiller Espino).

(…) Muy ajenos estaban del espíritu que les alentaba, y muy fuera de sacar a luz y darle culto, pues habiéndole yo sacado y colocado en el altar mayor, con la decencia que me fue posible, no faltó quien lo tuviera a mal y lo repugnase, que se colocase María Santísima en el altar, diciendo que le hiciera yo altar aparte en el cuerpo de la Capilla; que no parecía bien que estuviese en el altar mayor, siendo el patrón señor San Miguel, y que sólo éste debía de estar y no se había de quitar su dueño. Rústico  dictamen de inculta y moribunda fe. ¿Dime, hombre infiel émulo de María Santísima, en que lugar de los cielos o de la tierra, después de Jesucristo, vida nuestra, no es digna acreedora María Santísima del primer lugar? Y si piensas desconocido que con querer necio que no se coloque María en el primer lugar por respeto a Miguel y que por esto le haces obsequio, imaginas necio oye y verás cuánto agravias a Miguel en lo mismo imaginas.

Oye, pues, el motivo principal  que me movió a poner el titulo de la Encarnación y que por el se venere dicha imagen: Luego que crió Dios a los ángeles, entre las singulares prerrogativas de que los adornó fue revelarles el soberano misterio de la encarnación que la segunda persona de la Augusta Trinidad había de tomar carne de las entrañas de María y hacerse hombre y ante esa mujer, como su madre se habían de avasallar y rendir toda la naturaleza angélica luego que Luzbel entendió el divino decreto se rebeló contra Dios; el y sus secuaces, pero Miguel, armado del divino decreto de celo, cogió contra Luzbel la espada: ¿Quién como Dios?, le dice y lo arroja a los abismos y cavernas del infierno con todos los demás secuaces que siguieron el mismo dictamen. Y atento Miguel, como hemos visto, amoroso defensor del misterio altísimo de la encarnación. y que fue el primero que veneró y celebró tan alto e incomprensible de mis atenciones para venerar por dicha santísima imagen tan alto soberano misterio poniendo dicha advocación para que por ella le veneren todos y extendiesen sus cultos, que ha sido el único fin de mis deseos (Quesada, 1922:12 y 13, tomado del Capitulo Cuarto del escrito del Bachiller Espino; Topete del Valle, 1977:19).

 

Al respecto, comenta el Profesor Don Alejandro Topete del Valle, que así, tras explicar conflicto tan elemental entre los dos rangos divinos, aunque sin analizar diferencias entre la Patrona y el Titular, que en nada interfieren sus peculiares jurisdicciones, concluye el fiel y puntual cronista, señor Bachiller y primer Capellán de aquellos aledaños, declarando haber sido él mismo, quien asignó la advocación de la Encarnación a la sin par Señora, y al hacerlo, sin proponérselo tal vez, se convirtió en autor del título que ostenta ufana esta clementísima ciudad, que quiso conservar la misma nominación de su titular, Patrona, Protectora y Misterio (Topete del Valle, 1977:19 y 22).

Una vez que comenzó a funcionar la Capilla de San Miguel como “Ayuda de Parroquia”, el primer matrimonio celebrado en el Puesto de Señor San Miguel de los Alvas, fue de Miguel Joachin de Miramontes, Español, originario y vecino del Partido de Theocaltiche, hijo legitimo de Juan de Miramontes difunto y Juana Muños, con María Josepha de Trillo, española originaria y vecina de esta Villa en “El Sauz”, hija legitima de Juan Manuel de Trillo y de Juana Gallo. Fechado el 27 de Octubre de 1753 y registrado en el libro de matrimonios de la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de las Aguascalientes.

En los papeles sobre la fundación de Encarnación, publicado por primera vez por Don Alfonso Quesada en 1922, se menciona que al no obtener el Capellán Espino un pago auspiciado por los Señores Curas de Aguascalientes, Lagos y Teocaltiche; pretendieron el Bachiller en compañía de Agustín Manuel Calvillo, (22) hacer Real de Minas el Puesto de San Miguel y quitarles a los curas el ramo de su jurisdicción, y para esto se pusieron a cavar vetas silvestres, y no habiendo hallado plata,  tomaron el pensamiento de hacer Pueblo de Indios en San Miguel, (23) sin pagarles las tierras a sus legítimos dueños, mandándoles a los indios se poblaran de poder absoluto y solicitándolos para dicho fin; lo que no consintieron los dueños de la tierra (Hernández Chávez Rodolfo H. “Evolución Histórica de la Traza”, El Desarrollo de la arquitectura en la ciudad de Encarnación de Díaz Jalisco; una aproximación a su conocimiento y salva guardia. Tesis para obtener el título de Arquitecto. UAA, 1993:376).

Mas de alguno se preguntara ¿De dónde Sacaron Indios para tratar de hacer el dicho pueblo?, la respuesta es de la propia región, donde ya ha quedado dicho, que había pueblos, tanto en Teocaltiche, Jalostotitlán, Lagos y Aguascalientes, pero especialmente de los peones encasillados en las haciendas y rancherías circunvecinas.

En la comarca del Rió de los Sauces, la relación entre los Pueblos de Indios y los sirvientes de las haciendas queda demostrada plenamente a través de los expedientes de informaciones matrimoniales, que me fueron proporcionados en copias fotostáticas por el Lic. Don Mario Gómez Mata, Director del Archivo Histórico de Lagos de Moreno y un gran investigador de la Historia Regional. Como es el caso de la información levantada el 9 de enero de 1707, por Pedro Jacob de la Cruz, indio ladino en lengua castellana, originario del pueblo de San Gaspar, feligresía del pueblo de Jalostotitán y vecino de esta feligresía, de cuatro meses en la Hacienda de Santa María, (24) hijo legitimo de Pedro Jacob y de María Luisa difuntos, para casar con Josepha Núñez, india originaria y vecina de esta feligresía en la dicha Hacienda de Santa María, hija legitima de Bartolomé Sánchez y de María Petronila. Qué decir de la información fechada el 14 de enero de 1707, de Francisco Miguel, indio ladino en lengua castellana, originario y vecino del Pueblo de San Miguel de Buenavista, hijo legitimo de Alexo Mexia y de Ángela Beatriz, para casar con María de Agundis Mestiza, originaria de la Hacienda de los Sauces, (25) hija legitima de Gaspar de Agundis y de Fabiana de Pedrosa, presentándose por testigos a: Lucas Martín y a Sebastián, indios vecinos del pueblo de San Miguel de Buenavista, y a Francisco Jacob, indio vecino del pueblo de San Juan de la Laguna de esta feligresía.

Los padrones que se conservan de los siglos XVII y XVIII, brindan el mejor registro de esta población indígena, mestiza y mulata, que radicada como servidumbre en las Haciendas de Mariquita, San Antonio de los Sauces, San José de los Sauces; Santa Bárbara, y San Miguel de los Alba, además de los ranchos del Saucillo, el Jaral, los Gallos, Santa Rita, el Trigo; el Cerro de Arriba, la Estanzuela, Cañada Ancha, la Majada, la Gobernadora, el Tecuán, la Noria, San Vicente, Santa Gertrudis, el Tecolote, el Sauz de los Macias, y la propia Villa del Sauz o de Nuestra señora de la Encarnación.

Un ejemplo de la presencia indígena durante el proceso de fundación es la familia de Miguel Jerónimo de Aguilar y Anna de la Encarnación Vázquez, cuyos descendientes, a pesar del mestizaje, eran considerados en su calidad de indígenas y se dispersaron como tales, por las haciendas de la “Familia Guerra” y los ranchos de “Los Llanos del Tecuán” en el actual Municipio de Encarnación. José Miguel Jerónimo de Aguilar, uno de los hijos de este matrimonio, tendrá el cargo de Cacique Indígena en la naciente Villa de Nuestra Señora de la Encarnación. Pues probablemente una parte los  indígenas enviados al Puesto de San Miguel,  al no obtener tierras, a manera de compensación se les debió de otorgar estas en el Sauz de los Macias, o tras convertirse el 18 de Agosto de 1760 en la Villa de Nuestra Señora de la Encarnación, dando así origen a un barrio, que con el paso del tiempo se ha conocido como el “Barrio de los Nahuales”. (26)

Después de haber fracasado el pueblo de Indios en el Puesto de San Miguel, Don Agustín Manuel Calvillo y el Bachiller Isidro Raphael de Espino determinaron extinguirles el bien espiritual  y mudarlo al Sauz de los Macias, (27) a efecto lograron convencer a Doña Ysidora Ramírez y Ramírez, (28)  para que en el Sauz donara tierras a la Virgen de la Encarnación, (29) y  construirle una esplendorosa Capilla con la finalidad de trasladar a ella, las autoridades civiles y eclesiásticas que residían en el puesto de San Miguel (Topete del Valle, 1977:13; Hernández Chávez Rodolfo H., 1993:377).

Precisamente ante Don Andrés Gómez (30) Teniente de Comisario de San Miguel, el Sauz y la Estanzuela por el Señor Alcalde Mayor Don Carlos de San Gil de la Villa de Lagos y su Jurisdicción. Doña Ysidora otorgó poder a su esposo Juan López de Nava en el “Puesto nombrado el Saus de los Macias”, Jurisdicción de Santa María de los Lagos el 18 de febrero de 1758, documento en el que Doña Ysidora deja ver que el Bachiller Espino ya se sentía dueño de la pequeña Imagen: (31)

“(…) para que aga dha escriptura de Donacion a la Santisima Ymagen de la Encarnación para su capilla y de la demas que sobrare huse de ella el Señor Bachiller Don Joseph Isidro Ráphael de Espino como Capellan y Dueño de la Santisima ymagen para que la arrende o la benda o como le pareciere sin que alla ninguno que se la ympida ni mis hijos por rason de erensia lo aran a ora ni en ningun tiempo por que como Dueña los desapoceciono del dominio que a dha parte tenia desde a ora y para siempre y que dho mi esposo haga dicha entrega de tierra sean las que fueren de la parte señalada y si en rason de los referidos se le ofreciere pleito o contienda alguna puede aparecer y paresca Ante los Señores Jueses y Justicias de su Majestad que con derecho deva y pueda aserlo asta deslindar dha tierra y haga entrega de ella y la defienda (...)”  (32)

Don Juan López, se traslado a la Villa de Aguascalientes y con dicho poder, el 22 de Febrero de 1758 ante el Escribano Real Manuel Raphael Aguilera elaboran un acta de donación a nombre de su esposa  Ysidora Ramírez y en mancomún con su hijo Don Joseph Antonio López Ramírez (33) y con Joseph Morales de Silva (34) como copropietarios de estas tierras por estar aun sin fraccionar legalmente por los herederos de Don Antonio Ramírez, el padre de Doña Ysidora. (35) (Hernández Chávez Rodolfo H., El Señor de la Misericordia de Encarnación de Díaz, Un Histórico Panteón y el Ancestral Ritual de la Muerte, 2008:85,311-314).

A pesar de los preparativos que ya tenían el Bachiller Espino y Don Manuel Agustín Calvillo para trasladar la Imagen de Nuestra Señora de la Encarnación, a la Capilla del Puesto del Sauz de los Macias; el Bachiller continua su labor de Capellán en el Puesto de San Miguel, donde celebra entre otros matrimonios el de José Matheo Hernández, español del “Río de los Sauces”, hijo legitimo de Bartolomé Hernández difunto y de María Ramírez, con Maria Josepha López, española de “Santa Gertrudis”, hija legitima de Francisco López de la Serna difunto y Juliana de Cuellar. Matrimonio que fue fechado el 19 de Junio de 1758 siendo apacibles testigos Don Agustín Calvillo y Don Diego Villaseñor.

Por documento localizado por el Contador  Don Humberto Chávez Aranda, consta que afínales del año de 1758, en la solicitud para celebrar misa en dicha capilla, Don Cristóbal de Cuellar, la menciona como perteneciente a la “Hacienda de los Cuellares” y dedicada a  “Los Siete Príncipes”. Lo cual aparentemente contradice la voluntad de Doña Ysidora Ramírez, quien  hizo la donación de sus tierras a favor de “Maria Santísima Nuestra Señora de la Encarnación”, cuya Imagen se halla en El Puesto de San Miguel, y al cuidado, culto, y veneración del Bachiller Don Isidro Joseph Raphael de Espino” (Encarnación-Mito y Realidades, 2004:138; Hernández Chávez Rodolfo H., 2008:85,312).

 

No obstante, debió ser tal su obsesión por la pequeña Imagen de Nuestra Señora de la Encarnación, que los fundadores se hicieron llamar “Los Siete Príncipes”, en alusión a los Arcángeles que custodiaban las Imágenes de la Virgen María, en los Altares Barrocos del Santuario de Nuestra Señora de San Juan ó en la Parroquia de la Villa de Aguascalientes. Para consumar sus designios, los turbulentos señores Agustín Manuel Calvillo y Bachiller Ysidro Ráphael de Espino, en compañía de vecinos del Sauz de los Macías,   asaltaron a la media noche de los días del ocho al nueve de febrero de 1759, la capilla de San Miguel de los Alba, apoderándose de la imagen de Nuestra Señora de la Encarnación (Hernández Chávez Rodolfo H., “Investigación de los orígenes y estilo artístico de las imágenes de Nuestra Señora de la Encarnación”, para el libro de las Advocaciones más importantes de España e Hispanoamérica, Valencia, España, 1997; Hernández Chávez, Nuestra Señora de la Encarnación, Una Imagen forjada, 2000)  (36)

El robo a la capilla de San Miguel motivó un sonado escándalo que originó airada y justificada queja de Don Luis Miguel de Alba ante el Señor Obispo Tejada, quien giro órdenes terminantes al Señor Cura Párroco de Aguascalientes Don Miguel Antonio Gómez, para que se  trasladara de inmediato, con toda celeridad, al Sauz de los Macias a fin de recuperar la imagen, ornamentos y demás alhajas sustraídas, (37) bajó pena, en caso contrario, de cerrarles y aún derribarles la capilla construida.  El señor Cura Gómez, cumplió con actividad y diplomacia la comisión conferida por el mitrado, y aún cuando encontró a Don Agustín Manuel Calvillo acaudillando al incipiente vecindario en actitud bélica, logró convencerlos y obtener la devolución de la imagen y objetos sustraídos, restituyéndolos al puesto o congregación de San Miguel solucionando así el conflicto y calmando los ánimos.

Esta devolución se hizo el 18 del mismo mes de febrero, por conducto de Salvador Carvajal (38) y previa consulta que mandaron hacer con Alejandro Macías (39) a un abogado de Teocaltiche, quien les dio opinión de que deberían devolver desde luego lo sustraído. Calvillo y Espino no se daban por vencidos de poseer la codiciada virgencita y de prodigarle un culto más amplio y esplendoroso. Para lograr sus firmes propósitos decidieron la creación de una Villa, en toda forma, pensando de seguro que, la categoría de una población de tal naturaleza, obligaría a que en ella se le diera culto.  Esto fue el resultado, además de consultas y consejos formuladas y obtenidos respectivamente, de letrados capaces y sagaces (Quesada, 1922:17 y 18; Topete del Valle, 1977:23).

Acrecentadas las rivalidades entre los vecinos del Sauz y los de San Miguel, el Bachiller Espino, ya no celebra más en la Capilla del Puesto de San Miguel, pues parece que ya tampoco se celebraron los matrimonios en dicha capilla, pues el ultimo que se registro ese año de 1759, fue el de José Antonio Gómez Portugal, viudo de Juana Antonia Hurtado, Español de la Jurisdicción de Lagos en San Cristóbal, Hijo de Esteban Gómez Portugal y de María Aranda, difuntos, con Juana Gertruidis Bernales, española del Cerro de los Gallos, hija legitima de Luís Bernales y de María de San Juan de Santos.

En lugar del Bachiller Espino, en la Capilla de San Miguel aparece el Padre Francisco Xavier Díaz, con licencia de el Br. Don Miguel Antonio Gómez, Cura Interino, como se prueba a partir del 17 de febrero de 1760, fecha en que se celebro el matrimonio de Cristóbal Faustino de Santos Bustos, español originario y vecino del Cerro de los Gallos, hijo legitimo de Juan Antonio de Santos y Bustos, difunto y de María Magdalena de Villalobos, con María García, española de dicho Puesto, hija legitima de  José Carlos García y de Juana Quiteria Arias.

Calvillo y Espino se vieron frustrados en sus intentos, hasta que Calvillo halló un abogado que le dijo: que solo de un modo lo habría, que era el que se juntaran los vecinos del Sauz y donaran a Nuestro Rey un sitio de tierra, y donado, se presentaran al superior Gobierno pidiendo licencia para fundar Villa, y que pidieran cinco leguas de jurisdicción, para en ellas coger a los de San Miguel en su juzgado, y que eligieran ellos el cura que había de ser de el lugar, y que entonces, siendo el cura a su satisfacción, como dueño de todo el Curato, podía mandar tumbar la Capilla o Iglesia de San Miguel, llevarse a la Virgen, y todos los paramentos sagrados, y que entonces ocurrirían los de San Miguel a su Villa por el pasto espiritual. Para sufragar los gastos de rendimientos de Obispos, de Capellanes y demás gastos, Manuel Agustín Calvillo, hasta le arranco a las mujeres del Sauz, las gallinas, pollos, maíz y huevos, para obtener dinero (Cláusula 9ª, publicada por Quesada, 1922:17, 18 y 20; Topete del Valle, 1977:23).

Fue así, que con la finalidad de fundar una Villa bajo la advocación de Nuestra Señora de la Encarnación y  pensando que, la categoría de una población de tal naturaleza, obligaría a que se le rindiera culto, fueron cedidos terrenos de diversas dimensiones:

El 6 de Diciembre de 1758, Don Agustín (40) y Don Luis de Acosta y Macias-Valadez, (41) como parcioneros de Don Miguel de Villalobos, cedieron en “La Cieneguilla” ¾ y 4 caballerías de tierra. Otro miembro de la familia Acosta que también donó tierras para la fundación, fue Don José de Acosta y Macías-Valadez, (42) el hermano menor, de quien ya hemos dicho, que por descuido Don Alfonso Quesada no lo registro en sus “Apuntes Históricos”, por lo cual permaneció en el anonimato, hasta la publicación de Chávez Aranda en el año 2004, en la que se menciona que el 2 de diciembre de 1759, con el fin de ayudar a la nueva población que se pretendía fundar en “El Sauz de los Macias”, se hace una donación simple de tres caballerías de tierra en “El Sauz” otorgada por Don Agustín y Don Luis de Acosta, prestando voz y caución por Don José Manuel de Acosta, “las que sedemos para la fundación de la villa del Sauz de Nuestra Señora de los Siete Príncipes”. 

También en el año de 1759,  (43) Don Fernando Macias-Valadez y Miramontes, (44)  primo de los anteriores, donó ½ Sitio de ganado menor, nombrado “Mendoza”. Don Fernando Macias,  es entre los donadores el único descendiente directo por varonía de la familia Macias-Valadez (Quesada, 1922:7; Hernández Chávez, 1993:378).

Se sabe del proceso llevado a cabo para lograr la fundación de la Villa de Nuestra Señora de la Encarnación, gracias a las investigaciones del Profesor Don Ezequiel Hernández Lugo, quien  elaboró su trabajo de de admisión a la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística en 1988, con el título de “Antecedentes y fundación de la Villa de Encarnación”, empleando en su elaboración importantes documentos para la historia de este lugar. De los cuales extractó en 1994 su artículo titulado “Cronicón de la Encarnación, en el CCXXXIV aniversario de la fundación”, publicado en la Revista  Crónica Chonense, No.83, Año IV, 20 de Agosto de 1994: 2 y 16, bajo la Dirección de la Licenciada en Medios de Comunicación Doña Lucila Martín Parga. De estos documentos, el Expediente titulado “Reclamación al Cabildo de Don Ignacio Xaimes en el año de 1805”, perteneciente al Archivo del Profesor Don Ezequiel Hernández Lugo, en el que se anexaron los documentos alusivos a la fundación, fue analizado por Don Humberto Chávez Aranda, en su investigación publicada en el año 2004, con el título: Encarnación-Mito y Realidades. (45)

Según los dato publicados por el Profesor Hernández Lugo, fue Don Salvador Padilla, quien a nombre de los vecinos del Sauz, el 14 de enero de 1760, solicita a la Real Audiencia de la Nueva Galicia, “Licencia” para fundar una Villa. Por documentos del Fondo de Protocolos Notariales, que se resguardan en El Archivo Histórico del Estado de Aguascalientes, sabemos que Don Salvador Padilla era en  realidad  “Salvador de la Fuente Padilla”, quien radicaba en la ciudad de Guadalajara y era gestor de los vecinos de las villas de Aguascalientes y de Lagos.

Otro documento importantísimo para entender la fundación de Encarnación, es el “Superior Despacho” fechado el 18 de Agosto de 1760, en el cual se autoriza la fundación y se manda sacar una copia que sirva de título a los fundadores. Del cual el Profesor Don Alejandro Topete del Valle, localizó una transcripción en el Tomo I de la “Biblioteca Histórica Jalisciense”, 1909:5-10 y 40-46, publicado por Don Juan B. Iguiniz y el Pbro. Don Francisco G. Alemán, quienes localizaron un testimonio fiel o copia fiel a solicitud del Virrey de la Nueva España, realizada en el mes de enero de 1776, del testimonio original que se guardaba en el archivo de la Villa de la Encarnación. El cual le sirvió al Profesor Topete  para completar su historia y elaborar el Escudo Oficial de 1975.

En nuestra Ciudad de Encarnación de Díaz, se publicó por primera vez el Superior Despacho, como el principal documento histórico  “confinando la autorización legal de la fundación, respecto de la Villa de la Encarnación, o sea el documento oficial que le dio vida política y que constituye su verdadero y autentico título”,  en el Boletín Encarnación Rotario, No.26 del 10 de agosto de 1975; La historia de la fundación, elaborada por el Profesor Don Alejandro Topete del Valle, fue publicada en dicho Boletín, con el título “El Nacimiento de Encarnación”, en el No. 50 del 10 de Agosto de 1977, el cual fue dedicado a Don Juventino Parga, “en reconocimiento de una vieja y amistosa deuda”.

Conocida la fecha de la autorización de la fundación, fue que el profesor Don Ezequiel Hernández Lugo, a raíz de la inundación del 14 de Agosto de 1973 y la construcción de una nueva Unidad Habitacional por el Gobierno Federal, para ayudar a la población damnificada, presentó al Cabildo el 26 de agosto de 1974 varias propuestas para el nombre de la Nueva Colonia: “Fundadores ó bien, 18 de Agosto; día del nacimiento oficial de la Villa de Nuestra Señora de la Encarnación de los Macias”; motivo por el cual el 2 de septiembre de ese año se le pidió cancelar cualquier medida que se hubiera tomado al respecto, pues los maestros que en ella se avecindaron sugirieron por nombre “Colonia México”. Perpetuándose la fecha del “18 de Agosto”, gracias a las posteriores gestiones del Profesor Don José Guadalupe Sandoval Calderón, quien como primer director, dio ese nombre a la escuela que se construyó precisamente en dicha Colonia (Hernández Lugo Ezequiel,  Encarnación de Díaz y sus Inundaciones, 2010:151-156). (46)

Una copia fotostática, de la trascripción mecano-escrita del “Superior Despacho”, realizada por Don Alejandro Topete del Valle,  nos fue entregada a los miembros del Patronato de la Biblioteca Publica en 1990, por conducto del Profesor Don Lorenzo Hernández Alba, quien se desempeñaba como presidente del Patronato, la cual fue leída por el Profesor Don Rubén Cardona en el Auditorio Dr. Pedro de Alba, como una colaboración del Profesor Topete del Valle, durante la Semana Cultural  que se efectuó con motivo del Aniversario de la fundación de la Biblioteca Publica Astrónomo Ángel Anguiano Limón. (47)

De la lectura de este Superior Despacho, se desprende que, fue a pedimento de los fundadores y pobladores que se hallaban congregados en “El Puesto nombrado el Sauz de los Macias”, en la jurisdicción de la Villa de Lagos, quienes demandaron fundar y poblar una villa, bajo el título de “Nuestra Señora de la Encarnación de los Siete Principes”. Ofreciéndose a ello con las familias o personas destinadas para el efecto,  de las que resultaron hallarse dispuestas ciento veinte y siete personas o familias, por ser todas o las mas casadas, entre fundadores y pobladores, lo cual constaba en una nomina  que formó parte de los autos de fundación y con el fin de fundar esta Villa, los fundadores cedieron sus propias tierras, llevados y motivados del celo y beneficio de la convivencia espiritual y temporal prevista por dichos pobladores y fundadores (AHTVA, Superior Despacho, 18 de Agosto de 1760).

Para medir e informar de las tierras destinadas, Don José de Bazarte y Lorenzana, como Gobernador de la Nueva Galicia,  giró despacho el 16 de enero de 1760 comisionando como Juez a Don José de Aldama, quien era el Teniente de Alcalde Mayor del Pueblo de San Juan de los Lagos y uno de los mejores agrimensores de esa época, quien personalmente vino a practicar una inspección y algunas otras diligencias previas a la fundación (AHTVA, Superior Despacho, 18 de Agosto de 1760).

Don José de Aldama acata la orden y el 29 de enero se traslado al Sauz y enlistó a los vecinos circundantes a los terrenos donados, a quienes cita al día siguiente: Don Ignacio de Alba, dueño del Tigre; Don Nicolás Romo de Vivar, de Santa Catarina; Don Nicolás de Lomelín, del Puesto de San Pedro; Don Manuel Martín del Campo, del Puesto del Frasco; y Don Bartolomé de Villalobos de Labor de Villalobos. Fue hasta el 4 de Febrero que se citó a Don Luis Miguel de Alba, como dueño del Puesto de San Miguel.

Con el fin de hacer el informe llamado “Vista de Ojos”,  mediante el cual se reconocía la ubicación de las tierras que se destinaban para la fundación, sus proporciones, temperamentos y si toda esta era titulada de los Macias, o de quien, haciéndolo constar por instrumentos legítimos, y en caso de no serlo, si correspondía al Real Patrimonio. Nuevamente se presentó el 6 de Febrero Don José de Aldama como Juez Comisario, dando inicio en la orilla del rio, donde se junta un arroyo seco que llamaban “El lavadero”, por ser el conocido centro del Sitio del Sauz de los Macias, recorriendo  las tierras donde habría de fundarse la villa, acompañado de los fundadores y un numero crecido de pobladores, entre los que firmaron como testigos:

Don Agustín Manuel Calvillo (48)
Don Félix Ramírez (49)
Don Miguel Romo de Vivar (50)
Don Cristoval de la Trinidad de Cuellar y González (51)
Don José de Cuellar (52)
Don Fernando Macias (53)
Don José Manuel de Villalobos (54)
Don Ysidro Romo de Vivar (55)
Don Pedro de Cuellar (56)
Don Pedro Alonso de los Ynojos (57)
Don José Antonio García (58)

Don José de Aldama, hizo constar al Gobierno de la Real Audiencia de Guadalajara, hallarse dispuestos a la referida población o villa, ciento veintisiete personas o familias, por ser todas o las más casadas, entre fundadores y pobladores.  (59) Dando testimonio de que la tierra se componía de treinta y ocho caballerías y media de tierra titulada a los susodichos, bajo los términos y linderos que por los títulos que presentaron hicieron constar. Además de otras tres caballerías y seis cordeles de la tierra realenga que resulto a sus lindes, compuesta de sesenta  y un cordeles de a cincuenta varas cada uno por largo, y de doce de dichos cordeles por lo ancho. (60) En el Vista de Ojos, también se da testimonio del trazo de calles y  construcciones con el fin de obtener la autorización de la fundación: (61)  

(…) y bueltos al Plan donde se Yntenta fundar la nueva poblason o Villa, seme demostro por los susodhos. En el una muy decente Capilla (…) y en la frontera de la Puerta Principal de la referida Capilla me demostraron una Plaza con sien varas por Cada Viento  y en ella fabricadas sinco casas aunque no del todo acabadas. Dos de ellas y frontera de dha. Iglesia Señalados Simientos para Casa Rl. y Carcel y Piedra acarreada para ellas, y Ynmediato adha. Capilla y Plassa tres serrillos de Piedra de cal de donde pueden sacar toda la que neseciten para las Fabricas que hubiesen de haser y para reconocer la distancia que hay de dha. Plaza al Río mande medirla y hay desde el costado del Oriente para dho. Rio, y tuvo ciento secenta y nueve varas, por el costado Sur al mismo Río dozcientas treinta y ocho. Y por la del Poniente siento y cincuenta (...)”.  (62)

Y con el fin de cumplir con las normas reglamentarias acostumbradas, ante el Teniente Comisario Don José de Aldama, reunidos los vecinos de la naciente villa, eligieron el primer Cabildo de este lugar. Posteriormente y en conformidad de la ley, reunido el cabildo en su sala de Ayuntamiento, eligieron Alcalde ordinario y demás ministros, siguiendo el método y gobierno político que observaban las villas de Aguascalientes y Lagos, por ser sus comarcanas, hasta que, una vez establecida la nueva villa y pasado algún tiempo, pudieran formar las ordenanzas particulares que sus fundadores tuvieran por convenientes para observarlas con aprobación del Superior Gobierno.

El 8 de febrero se agrega a los terrenos donados un pedazo de tierra realenga, conformando en su totalidad un sitio de ganado mayor, media caballería y seis cordeles. No quedando el sitio cuadrado, sino es con media legua de ancho y el largo correspondiente, y quedando las dichas tres caballerías  seis cordeles de tierra realenga, en la esquina poniente sur del referido medio sitio de la fundación, y las diez y siete y media caballerías de tierra que cedieron para el efecto los pobladores del puesto de la Cieneguilla, en la cuadra Norte del referido medio sitio. (63)  

El 15 de Marzo, la Real Audiencia autoriza los primeros documentos de fundación y hasta el 8 de Agosto de 1760, el Señor Fiscal de la Real Audiencia traslada la estudiada documentación de fundación al Gobernador de la Nueva Galicia. Una vez iniciados los trámites para fundar y poblar en el Puesto del Sauz de los Macias una Villa, bajo el titulo de Nuestra Señora de la Encarnación de los Siete Principes. Se manejó como el motivo principal de dicha fundación “el bien espiritual”, dándose testimonio de ello:

Llevados y motivados del celo y beneficio de la convivencia espiritual y temporal prevista por dichos pobladores y fundadores, la que esperan sea asimismo en beneficio de ambas Majestades, mediante el que lograrán dichos interesados con el fomento espiritual de un cura o ministro que les administre los santos sacramentos, celebre misa y haga los demás actos correspondientes a la crecida poblasón que se prepara, lo que hasta la presente no han podido conseguir por la larga distancia que hay del referido puesto a las cabeceras de los tres confinantes curatos que le circullen, como son Aguascalientes, Lagos y Teocaltiche. (64)  

Finalmente el 18 de Agosto de 1760 Don José de Basarte como Gobernador y Capitán General de la Nueva Galicia y Presidente de la Real Audiencia y Cancillería de Guadalajara, autorizó la fundación de la Villa de Nuestra Señora de la Encarnación de los Macías, otorgándose a los fundadores una copia del auto de fundación el 20 de agosto:

“(…) y en su conformidad mandaba y su señoría mandó se libre despacho, que sirva de titulo correspondiente a estas partes, con inserción de este auto por el cual se apruebe la pretendida fundación de villa en el referido puesto del Sauz de los Macias, para que la poseen y posean los fundadores y pobladores que a la presente hay, y sus hijos y familias y las demás personas que en ella se quisieran avecindar, como también de sus tierras, ejidos y demás aprovechamientos, con arreglo a la repartición que de dichas tierras y solares se ha hecho a la presente, y a la que en lo de adelante hiciere el cabildo, justicia y regimiento de la mencionada villa, sin perjuicio de los fundadores ni de tercero alguno que mejor derecho tenga (...)”  (65)

Fue a través de este “Superior Despacho” o “Titulo de Fundación”, que  Don José de Basarte le suprimió a la Nueva Villa, lo de “Los Siete Príncipes”, nombrándola oficialmente “Nuestra Señora de la Encarnación de los Macias”. Confirmando además  la elección de regidores del primer cabildo, bajo las siguientes nominaciones de los empleos que a cada uno se les había asignado con anterioridad:

Don Agustín Manuel Calvillo, Alférez Real.
Don Félix Ramírez, Alguacil Mayor.
Don Isidro Cayetano Romo de Vivar, Depositario General.
Don José de Cuellar, Alcalde Provincial.
Don Miguel Romo de Vivar, Fiel Ejecutor.

Agregándose a los anteriores Don  Salvador de Carvajal, como Alcalde Ordinario, (66)   quien fue electo por los propios fundadores.

Por investigación de la Doctora Doña Beatriz Rojas acerca del Cabildo de la Villa de Aguascalientes, se sabe que las personas que compraban los regimientos por lo general los ocupaban hasta su muerte,  pero como en vida también se podía renunciar al cargo, previa autorización de la audiencia, los que llegaron a renunciar a sus empleos, lo hicieron alegando tres tipos de causas: salud, sus ocupaciones y problemas financieros (Rojas Beatriz, Las Instituciones de Gobierno y la Ëlite Local, Aguascalientes del Siglo XVII hasta la Independencia, 1998:246,247, 251, 252).

Es de llamar enormemente la atención, que la fundación de la “Villa de Nuestra Señora de la Encarnación, Sauz de los Macias”, haya sido efectuada no por jóvenes emprendedores deseosos de gloria y poder, sino más bien por personas mayores empeñadas en dejar una obra pía, para la salvación de su alma. Así, en 1760, año de la fundación, el mayor de edad era  Don Agustín de Acosta con 75 años; seguido por Doña Ysidora Ramírez, 72años; Don José de Cuellar, 66 años; Don José Manuel de Acosta, 65 años; Félix Ramírez, 62 años; Isidro Romo, 58 años; Don Fernando Macias-Valadez, 48 años; Don Agustín Manuel Calvillo, también estaría cercano a los 50 años y el de menor edad sería Don Miguel Romo, quien apenas habría cumplido la mayoría de edad reglamentaria con 25 años.

No cabe ni la menor duda, que uno de los intereses personales que debieron llevar a Don Agustín Manuel Calvillo a fundar la Villa de Nuestra Señora de la Encarnación, fue el gozar de los privilegios y del poder vitalicio que como fundador y regidor del primer cabildo tendría derecho. Lo que se confirma en las declaraciones que con motivo de las disputas con los de San Miguel fueron juradas. Pues no obstante, la empresa realizada por los señores Calvillo y Espino, la imagen original de Nuestra Señora de la Encarnación se conservó en la Capilla de San Miguel, y al no poder los vecinos de la Villa de la Encarnación, retener la posesión de la codiciada Imagen con atributos milagrosos, debieron atribuirle a esta, un rasgo repetido en las tradiciones marianas, en que la imagen por sí misma, cambiaba de emplazamiento, indicado así que el puesto de San Miguel, era el lugar donde quería ser venerada (67) (Hernández Chávez Rodolfo H., “Una imagen forjada, en el aniversario 240 de la fundación”, publicado en el periódico La Tertulia, No.9, 5 de Agosto de 2000).

La vicaria  también continuó en la capilla del Puesto de San Miguel, por un tiempo de casi dieciocho años mas, donde se desempeñaron como vicarios: el Padre Don Francisco Xavier Díaz, con licencia de el Br. Don Miguel Antonio Gómez, Cura Interino, según registros del año de 1760, en el libro de Matrimonios de Aguascalientes; el Bachiller Don Antonio María Fernández de Palos, citado a partir del 21 julio 1763, en el legajo que se conserva en la Parroquia de Encarnación, quien se distinguió por su prudencia e insistencia para que se hicieran las paces entre los vecinos de San Miguel y de los de la recién fundada Villa de Nuestra Señora de la Encarnación, a la que llama cariñosamente “Villita del Sauz”, donde celebra, primero con licencia de el Dr. Don Matheo Joseph de Arteaga, el bautismo de Juan Manuel de Quesada Ramírez el primero de Octubre de 1766 y después, con Licencia de José Vicente Regalado del Campo, celebra el matrimonio de José Antonio de Alba y Ma. Micaela Gutiérrez el 6 septiembre de 1768. Durante su administración fue su colaborador el Pbro. José Emazabel (68)  (Hernández Chávez Rodolfo H., Bosquejo Parroquial, fichas de los Señores Curas y Capellanes de la Parroquia de Nuestra Señora de la Encarnación. Visitas Pastorales, Obras Espirituales y Materiales. En conmemoración del primer Centenario de la Diócesis de Aguascalientes, Impresión Digital 1999).

Fue  gracias a los empeños del Capellán de San Miguel  de los Alba, Don Antonio de Palos y del Presbítero don José de Emazabel, que se sosegaron los ánimos, acudiendo Calvillo y los principales de la Encarnación aún  convite y festejos que les hicieron Don Luis Miguel y Don Cristóbal de Alba, sus contendientes,  Estas paces fueron más aparentes y ficticias que reales, pues el señor Calvillo no daba su brazo a torcer (Quesada, 1922:19; Topete del Valle, 1977:25).

Las dificultades no se registraron ya con los de San Miguel, sino específicamente  en forma interna, surgiendo graves incidentes entre Calvillo y el Alcalde Carvajal, contra el regidor Félix Ramírez y los Pobladores Alejandro Macias, Juan Manuel Cervantes y algunos otros, que sufrieron diversas vejaciones. Se trabó una gran disención entre Calvillo y los demás vecinos, tal, que empezaron a capitular que fuera el cura, unos al Padre Emazabel los otros al Padre Espino ante el señor Obispo hasta que tomó la providencia el obispo de librar despacho al cura de Aguascalientes para que les notificara el destierro a los padres (69) y conmino  con las más severas penas a los revoltosos, amenazándolos con cerrarles y derribarles la Iglesia primitiva del lugar y por empeño consiguió  volverles a abrir dicha capilla, mirándoles con caridad (Quesada, 1922:20; Topete del Valle, 1977:25).

El ultimo Capellán en el Puesto de San Miguel fue el Bachiller Don Antonio de la Sendeja y Llanos, cuando finalmente se traslada la vicaria en enero de 1775, a la Capilla de la Villa de Nuestra Señora de la Encarnación, donde el Bachiller Sendeja es auxiliado en su  labor por el Bachiller Don Miguel Martín del Campo  (70) de Licencia Parroquial. Fue así que el Bachiller de Sendejas, como Teniente de Cura con Licencia del Dr. Don Antonio Flores Alatorre, quien era el Señor Cura de la Parroquia de Aguascalientes y su Jurisdicción, celebró el  4 jun 1777 en la Capilla de la Villa de Nuestra Señora de la Encarnación, el matrimonio de Pedro de Arenas y Juana María Delgado, vecinos del Cerro de los Gallos (Hernández Chávez Rodolfo H., Bosquejo Parroquial, 1999).

Al fundarse la Villa de Nuestra Señora de la Encarnación de los Macias, su capilla fue el punto principal, como Institución, como “Lugar Sagrado”, a partir del cual se delinearon las calles que el natural incremento humano del poblado reclamo. Es la Iglesia, la que lleva a la creación del paraíso terrestre, imagen que se concreta y toma el modelo de la ciudad ideal: “asiéndose constar de la nueva villa, su benigno temperamento, bondad de sus frutos, alegre cielo, aire sutil y suave fertilidad de sus tierras, y demás necesarios para el fomento de la vida humana, saludables y abundantes aguas, que todo conspira al buen éxito de la pretendida poblazón”. 

Las  tierras pertenecientes a la nueva villa, fueron donadas por el Cabildo a los vecinos que las  solicitaban para solares, huertos ó corrales. Sirva de ejemplo la solicitud  de un solar para casa, el cual solicitó Don Diego José Cervantes-Villaseñor al Cabildo de la Villa de Nuestra Señora de la Encarnación del Sauz de los Macias en el año de 1775, documento localizado y publicado por el Investigador Laguense Don José de Jesús Gómez Flores:

Diego José Cervantes pidió un solar de tierra en cuadro en la otra banda del rio colindando con José Antonio López, al poniente con tierra de la Villa, y al Oriente con la calle para que se señale, se mida y entregue el solar y su titulo. El Cabildo el 18 de mayo de 1775 en junta en la sala del Ayuntamiento formado por Don José del Río como Alcalde Mayor, Por Don José Martín del Campo como Alcalde Ordinario, por Don Agustín Manuel Calvillo como Alférez Real y Don Félix Ramírez como Alguacil Mayor acordaron otorgarle la merced del solar que pide con la condición de que fabrique una casa habitable en termino de seis meses y que siga los lineamientos de la Villa y se le expida el titulo y se firmó el acta de cabildo. (71)

Según las Ordenanzas de Población, primero debía sacarse lo que fuere menester para los solares del pueblo y ejido competente y dehesa (72) en que pueda pastar abundantemente el ganado, que ha de tener los vecinos, y más otro tanto para los propios del lugar. El resto del dicho territorio y término, se dividía en cuatro partes: una de ellas, la que se escogiere, era destinada para el que estaba obligado a hacer dicho pueblo, y las otras tres se reparten en suertes, para los pobladores del lugar (De la Torre Rangel Jesús Antonio, Notas Histórico-Jurídicas sobre la fundación de Aguascalientes,  1989:70).

 Por tal motivo, por Ordenanza o por tradición, a Don Agustín  Manuel Calvillo debió otórgale el Cabildo de Encarnación una cuarta parte de las tierras destinadas para el “Fundo Legal”,  pues por derecho le correspondían como principal fundador de la Nueva Villa. Dichas tierras pertenecientes al Sitio del Sauz de los Macias, fueron conocidas como “Rancho el Huejote”, pues precisamente el nombre Huejote, Güejocote ó Huejotl proviene del Náhuatl Huehuet, que significa viejo y Xocotl, fruta agria, y hace alusión a una especie indeterminada de Sauz.

El Rancho el Huejote, aparece registrado como rancho independiente en padrones de 1842 y 1858, pues en el transcurso de los años incrementó su extensión con mas tierras del Sauz de los Cuellar y de Santa Gertrudis, a través de compras y herencias propiciadas por matrimonios exitosos, pues Don José Ignacio Calvillo Hernández, hijo  de Don Agustín se caso en 1777 con Doña María Ignacia de Cuellar y Moreno; y su nieto Don José  Manuel Calvillo Cuellar, contrajo matrimonio el 9 de enero de 1813 con Doña María Margarita de Anda Pérez, nacida en Santa Gertrudis y vecina de la Villa de la Encarnación, hija de Juan Ignacio de Anda Cuellar y de María de Jesús Pérez Pérez y hermana de Don Mariano de Anda Pérez, uno de los grandes capitales de esta Villa durante el Siglo XIX y el principal propietario de tierras en Santa Gertrudis. (73)

Desde los inicios de la llamada “Villita”,  Don Agustín Manuel Calvillo  se empeño en controlar al cabildo a favor de sus intereses personales, pues como Alférez Real designaba a los Alcaldes Ordinarios, llegando al extremo de desconocer la Autoridad del Alcalde Mayor de Santa María de los Lagos, pero este último logró imponer su autoridad en la villa de la Encarnación a través de la presencia de los Tenientes de Alcalde, que procedentes de Lagos se establecían en ella por el tiempo que duraba su gestión, pues luego la abandonaban con todo y su familia.

La característica distintiva de las familias de la oligarquía, es su pertenencia a esa gran familia, en la que se reconocen como parientes más o menos cercanos y se enorgullecen de ser descendientes de los grandes propietarios de tierra. La única vía por la cual una persona puede llegar a formar parte de la oligarquía es a través del matrimonio con algún miembro de las familias oligárquicas. Por este motivo la oligarquía creo mecanismos que le permiten regular el acceso a ella, pues en el momento que dejara de ser un grupo minoritario, se diluiría su base real de poder al existir mayores posibilidades de acceso a la producción  agrícola, ganadera e industrial local; al control del comercio y los servicios. Finalmente a la toma de decisiones políticas (Gandara Mendoza Leticia, La Evolución de una Oligarquía. El caso de San Miguel el Alto, Jalisco, 1997:29 y 30).

Al aumentar el número de pobladores de la villa, debió de haber aumentado también los posibles participantes en el gobierno, sin embargo parece que durante las primeras décadas de su vida la Villa de la Encarnación se comenzó a despoblar, al buscar algunas familias mejor suerte en otros lugares. Según el vista de ojos elaborado el 6 de Febrero de 1760, “resultaron hallarse dispuestas ciento veinte y siete personas o familias, por ser todas o las mas casadas, entre fundadores y pobladores”; diez años después, según el padrón terminado de elaborar el 30 de julio de 1770, “La Villa del Sáuz”, contaba con 193 familias y 467 personas.

Diversos fueron los problemas que debió enfrentar el primer Cabildo de la Villa, pues a pesar de la fundación y la decente capilla que construyeron, no lograban conseguir el auxilio espiritual que era su intención obtener, pues por espacio de quince años más, debieron seguir de pendiendo de la Vicaria establecida en la Capilla de San Miguel, hasta que esta se traslado en enero de 1775, a la Capilla de la Villa de Nuestra Señora de la Encarnación.

En 1778 con motivo de la erección parroquial, se elaboró un padrón en el que los números se ven prometedores al registrarse en esta villa una población de 1,059 personas, pero catorce años después, en el padrón de 1792, la cifra tan solo aumento a 1,234 personas. Finalmente el 26 de junio de 1778, Fray Antonio Alcalde, como Obispo de la Nueva Galicia firmó el acta de Erección de la Parroquia de la Encarnación, efectuando su segregación de los curatos circunvecinos y erigiendo el nuevo Beneficio en la Villa de la Encarnación, Saus de los Macías. (74) Dos años después,  Don Manuel María Gutiérrez Coronado como su primer párroco debió enfrentar una fuerte epidemia y dar una rápida solución para enterrar los cadáveres:

El día veinte y cuatro de septiembre de 1780, vista la enfermedad tan crecida y que están muriendo tantos desde el mes de septiembre pasado, conocida la cantidad tan crecida en esta tierra, la iglesia llena de cuerpos sin poderse sacar para enterrar a otros porque no se acaban de apestar, prensados los cuerpos en el cementerio, determiné bajar los dichos así del curato como de la fabrica. Según por esto se dejó de enterrar de limosna a los pobres y de mantener que las partidas se escrituran, no se asientan ni en el libro de entierros, ni en el de la fabrica; que a los adultos que se entierren deben de pagar en el cementerio sólo si les lleva de fábrica diez y medio reales y a los párvulos doce. Y para que conste pongo esta razón. (75)

Fue así que erigida la Parroquia de Nuestra Señora de la Encarnación, comenzaron a asentarse los “Registros Sacramentales” que en ella se llevaban a cabo, dando cuenta de la población que en esta villa residían. Según el padrón terminado de elaborar el 30 de julio de 1770, la Villa del Sáuz, contaba con 466 personas distribuidas en 66 casas de españoles, 11 casas de indios y 6 casas de mulatos. Del total, 346 individuos se registraron como españoles, 74.24%; 59 como indios, 12.66%; 42 como mulatos, 9.01% y en 19 casos no se especifico el grupo de pertenencia o condición social 4.07% (Gutiérrez Gutiérrez José Antonio, Padrón Parroquial de Aguascalientes, Archivo Histórico del Estado de Aguascalientes, 2002:204-210).

En el momento de establecer la “calidad de los feligreses” o identidad de las personas en los libros parroquiales, la etnia se determinaba en el centro de un triangulo cuyos ángulos serian el clérigo, el físico y los padres. Los clérigos casi siempre se guiaban por la sangre negra en contacto con las otras razas, pero cuando la fisonomía del recién nacido lo permitía, se buscaba el promover su ascenso social. En algunos casos influía más la reputación o posición económica, social y cultural de los padres, que el conjunto de rasgos físicos distintivos y hereditarios (Calvo Thomas, Poder, Religión y Sociedad en la Guadalajara del siglo XVII, Centre DËstues Mexicaines et Centraméricaines, H. Ayuntamiento de Guadalajara, México 1992:241).

En esta relación de Iglesia, Estado y Familia. El calificativo étnico que acompaña la fe de bautismo, se revestía de gran importancia social, más por ser un pronunciamiento oficial que por la realidad objetiva que pudiera definir (Calvo Thomas, 1992:241).

Por lo general en la Jurisdicción Parroquial de la Encarnación, se buscaba contraer matrimonio con Españoles o Criollos, a pesar de que algunos cónyuges tenidos por españoles, eran en realidad mestizos. Sin embargo en las primeras décadas de fundada esta  Villa, algunos miembros de la elite de la llamada “Villita”, tendieron a correlacionar con las demás castas, volviéndose la mezcla racial parte de la vida cotidiana:  Don Pedro López de Nava y Ramírez, español de la villa e hijo de Don Juan López y Doña Ysidrora Ramírez donadores de tierras para la fundación, contrajo matrimonio el 15 de septiembre de 1778 con la mestiza Margarita Coronel Macias, viuda de José Gutiérrez; Don Salvador Eusevio Ximenes Muñoz, español originario y vecino del “Río de Macias”, hijo de Don Antonio Ximenes y de Doña Luisa Muñoz de Nava, caso el 3 de diciembre de 1778 con Juana María Ríos Sauceda, coyota  viuda de Dionisio Delgado.

Otro importante ejemplo de que las barreras raciales no eran un obstáculo en la Villa de la Encarnación, fue el matrimonio de José Miguel Jerónimo de Aguilar, quien siendo viudo contrajo un segundo matrimonio el 12 de octubre de 1785 con Doña María de los Dolores de Mata Rendón, Española de la Villa, hija de Eusebio de Mata y de María Rendón, Viuda de Ignacio Hernández. En el   respectivo libro de matrimonios de la Parroquia de la Encarnación, se registro a José Miguel Jerónimo como: “Indio Cacique Lavorio, originario y vecino de esta villa”. Recordemos, que la familia Geronimo-Aguilar, debió de encabezar al “Grupo de Indígenas”, enviados por Calvillo a crear el Pueblo de Indios en la “Hacienda de San Miguel de los Alvas”.

A los primeros pobladores de la Villa de la Encarnación llegados con motivo de su fundación, se les fueron uniendo nuevas familias que se avecinaron una vez consolidado el proyecto de fundación con la Erección Parroquial y el establecimiento en 1778 de un Señor Cura, que administrara los Sacramentos en las Haciendas y Ranchos de la Nueva Jurisdicción Parroquial. A este hecho se le sumo al finalizar el siglo XVIII, la construcción del templo parroquial iniciada el día 3 de Octubre de 1791, fecha en que se coloco la primera piedra. (76) Esta obra abrió un nuevo mercado laboral para los peones y maestros albañiles o de obra de la región, (77) En el caso de Encarnación, estos operarios procedían de las Parroquias de Aguascalientes, de Lagos y del propio Santuario de la Milagrosa Imagen de Nuestra Señora de San Juan, donde se estaban construyendo magnificas obras barrocas.

Finalmente Don Agustín Manuel Calvillo, murió el primero de septiembre de 1790, siendo su Sepultura Eclesiástica con Entierro Mayor, Vigilia y Misa de cuerpo presente, en fábrica de quince pesos con tres posas. Recibiendo todos los honores que le correspondían como Regidor Alférez de esta Villa, pero es de llamar la atención la ausencia del Señor Cura el  Bachiller Don Manuel María Gutiérrez, debido a los continuos enfrentamientos entre el Poder Civil y el Religioso. La ceremonia que estuvo a cargo del Teniente de Cura el Bachiller Juan Joseph Gutiérrez.

 Sin embargo la muerte del fundador Agustín Manuel Calvillo, no debió de significar el fin del poder de la familia Calvillo, por el contrario, hijos nietos, bisnietos, tataranietos y choznos seguirán ocupando la Alcaldía Ordinaria, la Alcaldía Constitucional, y la Dirección Política de la Villa, luego Ciudad de Encarnación. El apellido Calvillo se verá por última vez el 2 de agosto de 1906, fecha en que termina su gestión Don Manuel Calvillo como Director Político.

El poder  en la Villa de la Encarnación dependió, como en las élites de la región: del prestigio de la familia a la que se pertenecía, del grupo de intereses que se representaba, de  las alianzas y patronazgos político de los munícipes, pero también del carisma y las dotes personales (Rojas, 1998:267). Con el paso del tiempo las principales familias seguirán poniendo a sus miembros en el Ayuntamiento, pero se ejercerá el poder a través de los yernos, los esposos de sus hijas, seguramente para no descuidar los negocios familiares, los que deberán de quedar a cargo de los hijos varones. Fue Don Alejandro Topete del Valle, quien hizo la siguiente observación:

Muy pocas ciudades habrán de registrar en sus anales, las turbulentas y pintorescas peripecias que tuvo en sus orígenes, esta simpática y risueña de Encarnación de Díaz, allá cuando al mediar el siglo XVIII, pugnaban sus primitivos moradores por nacer a la vida civil con la categoría de Villa de la Encarnación, con el alias de Los Siete Príncipes. Pues ciertamente hondas rivalidades convulsionaban a los vecindarios de los poblados de San Miguel de los Alba y el Sauz de los Macías, originados en la posesión de la Imagen Sacratísima de Nuestra Señora de la Encarnación, que los primeros venían poseyendo y que los últimos disputaban encarnizadamente para dar culto y veneración a la Señora, no tan sólo en nuevo templo, sino creando para ello nueva urbe, y así fueron, el celo, el fervor y la veneración de tipo religioso, causantes de discordias, que a distancia en el tiempo despiertan regocijados comentarios, pero que entonces revistieron caracteres gravísimos, trastornos asaltos, robos, desacatos y otros muy variados desmanes que en ocasiones estuvieron a punto de incubar positivas tragedias, o degenerar en ellas (Topete del Valle Alejandro, El Nacimiento de Encarnación, 1977:13).

 

Arquitecto Rodolfo H. Hernández Chávez
Cronista de Encarnación de Díaz, Jalisco.

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1. Don Alejandro Topete del Valle, 1908-1999. Historiador autodidacta originario de Aguascalientes, quien fue una figura fundamental en el panorama cultural de dicho estado durante el siglo XX. Desempeñó gran cantidad de cargos públicos, perteneció a diversas asociaciones y organizaciones culturales.  A partir de 1933, se presentó en la ciudad de Encarnación de Díaz, Como Inspector de Monumentos Coloniales. Su principal aportación se relaciona con el rescate y publicación de documentos de gran relevancia para la historia regional, en una época en la que no existían los recursos ni la conciencia necesarios para salvaguardar  los acervos documentales (AHEA, Boletín “Ecos del Terruño”, Agosto 2008).

2. El Profesor Don Ezequiel Hernández Lugo, Cronista Colegiado de Lagos de Moreno y un apasionado investigador de la Historia Regional, llegó a Encarnación en 1965, dandose a la tarea de recopilar y publicar parte de la historia de esta ciudad. En 1994 escribió: “que el autor de los primeros apuntes sobre la fundación fue  el propio Bachiller Don Isidro Rafael de Espino y que estudiados por el Padre Don Lucio González fueron dados a conocer en 1905 y luego incrementados y publicados por Don Alfonso Quesada” (“Cronicón de la Encarnación, en el CCXXXIV aniversario de la fundación”, Revista  Crónica Chonense, No.83, Año IV, 20 de Agosto de 1994: 2 y 16. La cual circuló durante cuatro años, llegando al No. 100, gracias al cariño y dedicación de la Licenciada en Medios Masivos de Comunicación Doña Lucila Martín Parga).

3. La historia elaborada por el Profesor Don Alejandro Topete del Valle, fue publicada con el título “El Nacimiento de Encarnación de Díaz”, en el Boletín Encarnación Rotario, Año V, No. 50, 10 de agosto de 1977: 13-19. El cual fundó y dirigió magistralmente durante seis años el Profesor Don Ezequiel Hernández Lugo.

4. El Bachiller Don Raphael de Espino nació en la Ciudad de Guadalajara, donde fue bautizado el 15 de Febrero de 1714, como hijo de Don Juan Francisco de Espino y de Doña Manuela Velasco y Buisar vecinos de Guadalajara. Su padre era Originario de los Reinos de Castilla, donde nació en 1698 en el hogar de Don Rafael López de Espino y de Doña Leonor Antonia Núñez (De Castaños y Cañedo Francisco Javier, Aspirantes al Sacerdocio en la Nueva Galicia, sus genealogías ascendentes, 1982:67; Montejano Hilton María de la Luz, Sagrada Mitra de Guadalajara, Antiguo Obispado de la Nueva Galicia, Expedientes de la Serie de Matrimonios, Extractos siglos XVII-XVIII, 1999:372/1936).  Según los datos de que se dispone debió de llegar al Puesto de San Miguel de los Alva el día 28 de septiembre de 1752, a la oración de la noche, estando en los fuegos de la función que se hacía en la colocación de la Capilla y por su insistencia fue nombrado su capellán.

5. AHJ. Tierras y Aguas,  Instrumentos de “El Tigre” y “Los Gallos”.

6. 1648,  Padrón y lista de todos los vecinos y moradores de la Villa de Nuestra Señora de la Asunción de las Aguascalientes y su jurisdicción. Sr. Cura Interino Don Hernando Calderón. Publicado por el Dr. José Antonio Gutiérrez en Aguascalientes a través del Padrón de 1648, Revista Folio No. 1, AHEA, 1999.

7. En cambio a “El Tigre” se le conocía como “de los Herederos de Alonso de Alva”, por haber sido el fundador y bisabuelo de Nicolás y de Andrés Alba. (AHJ. Tierras y Aguas, Instrumentos de “El Tigre” y “Los Gallos”).

8. AHJ. Tierras y Aguas, Instrumentos de “El Tigre” y “Los Gallos”.

9. AHJ. Tierras y Aguas, Instrumentos de “El Tigre” y “Los Gallos”.

10. El lugar en que fue encontrada la Imagen de la Encarnación, me fue indicado en 1991 por la Señorita María Alejandra Córdova Silvestre, quien se crió en casa de la Señorita Cuca Alba Lozano, prima de las herederas de las tierras y de la casa en el Puesto de San Miguel; Información que luego me fue confirmada por el propietario de San Miguel, Don Chano Cuevas Macias, quien además me mostró el lugar en el “Potrero de los Encinos”, el cual  perteneció en el siglo XIX a la familia Ybarra y posteriormente a la familia Cuevas.

11. Don Diego de Villaseñor, era hijo de Don  Gonzalo de Villaseñor-Cervantes y Gómez-Maldonado, originario de León y de Doña Teresa "de Alba-Bocanegra", una de las hijas de Don Cristóbal de Alba y de Arenas y de su esposa Doña Teresa de Estrada-Bocanegra (Según datos proporcionados por el Dr. Don Mariano González-Leal, de su Magna Obra de Retoños de España en la Nueva Galicia, Capitulo “Alba, de”. En proceso de Impresión).

12. Diversas son las versiones, que han corrido de boca en boca de los habitantes de Encarnación y sus contornos, muchas de ellas enriquecidas o más bien contaminadas con anécdotas y milagros que tienen su origen en la devoción a otras imágenes como la Virgen de San Juan. Algunas de estas manifestaciones ya formaban parte del colectivo regional en el siglo XVIII, como los Cristos aparecidos entre las ramas y troncos de los árboles, donde al leñador o al pastor le pareció ver la forma, la cual adquiere verdadera talla gracias a hechos prodigiosos como la aparición de misteriosos artesanos a quienes se les relaciona con Ángeles. Esta tradición Angelical, ya aparece a principios del Siglo XVII, cuando la Imagen de Nuestra Señora del pueblo de San Juan fue milagrosamente restaurada en la Ciudad de Guadalajara. Copia de la imagen encontrada en San Miguel, es la imagen que se venera en el templo parroquial de la ciudad de Encarnación de Díaz, la cual fue hecha en el año de 1784 en Guadalajara, por mandato del Señor Cura Gutiérrez Coronado, primer párroco de la Encarnación, sin embargo se origino la tradición oral de que “los dos jóvenes artistas que hicieron la imagen, se cree serían sin duda dos ángeles, por el hecho de que cuando entregaron su obra no quisieron recibir el importe de su trabajo, aplazándolo para la noche de ese mismo día.  Pero, al ir la persona encargada de efectuar el pago a los dos hábiles artistas ya no se encontraban ahí ni se tuvo después noticias de su paradero” (Quesada, 1922:22 y 25).

13. Citado por Alfonso Quesada como “un documento escrito de puño y letra del Bachiller Don Isidro Rafael de Espino, primer ministro de la Hacienda de San Miguel, en el año de 1752, y el cual escrito se hallaba en los archivos de aquel lugar” (Quesada, 1922:9).

14. El maestro Francisco Pérez Hernández al restaurar la pequeña imagen observó que el artista que la elaboro, era una persona zurda que  empleo un “tranchete” o navaja en forma de gancho para tallarla en madera de mezquite. Seguramente fue el Bachiller Espino  quien mando agregarle un  pedazo de madera de sauz de dos centímetro, para darle mayor tamaño a la escultura, para ponerla al culto público y entronizarla en la capilla de la Hacienda de San Miguel.

15. Don Cristóbal de Villaseñor fue vecino del “Sitio de San Miguel”, dueño de tierras en “El Cerro de los Gallos” y en “El Salto”. Fue casado en primeras nupcias con Gertrudis Franco y en segundas Doña Maria Pérez Luxano, convirtiéndose en el tronco principal de las familias Villaseñor establecidas en  “El Bajio de San José” y en la ciudad de Encarnación. Don Cristoval, al igual que su hermano Diego, eran hijos de Don  Gonzalo de Villaseñor-Cervantes y Gómez-Maldonado y de su esposa Doña Teresa de Alba-Bocanegra, y nietos del Alguacil Real de la Villa de León Don Gonzalo de Villaseñor-Cervantes y Hurtado de Mendoza y de Doña Juana Gómez-Maldonado (AHJ, Ramo Tierras y Aguas; AHEA, Fondo Protocolos Notariales; González-Leal Mariano, Retoños de España en la Nueva Galicia, Capitulo “Alba, de”. En proceso de Impresión).

16. Por la Crónica escrita por el Bachiller Espino y publicada por Quesada, se sabe que: “Así caminaba María en esta Santa Imagen, con su amado siervo por estos ásperos y fragosos montes, hasta parar en la casa de su precursor, Miguel, sin más carruaje que unas humildes fomentillas, con tanta pobreza, que sus vestidos eran unos retacitos de razo muy ordinarios, muy mal dispuestos; una peañita de sauz y el nichito de menos de una tercia de la misma madera forrado en papel dorados unas perlitas de las más inferiores y una coronita de madera de la misma que fabricó el ermitaño de la Santísima Imagen; una cortina de vacazalla carmesí, sin más costura que la que hizo la tijera al cortarla” (Quesada, 1922:13, tomado del Capitulo Cuarto del escrito del Bachiller Espino).

17. No sabemos la fecha en que se construyó un nicho con un altar, para crear un pequeño oratorio en la “Casa Grande”, la cual, por sus características arquitectónicas, resguardada por un fortín de planta cuadrada, debió ser construida en el siglo XVII. Pero gracias a los datos localizados por el Doctor Don Mariano González Leal, quien nos ha proporcionado algunos capítulos inéditos de su Magna Obra, existe el testimonio de que en marzo de 1683 en la Hacienda de San Miguel de los Albas, feligresía de Aguascalientes, contrajo matrimonio Doña Teresa "de Alba-Bocanegra" con Don  Gonzalo de Villaseñor-Cervantes y Gómez-Maldonado, lo cual debió haber ocurrido en la casa propiedad de sus padres Don Cristóbal de Alba y Arenas y su esposa Doña Teresa de Estrada-Bocanegra y Flores-Rubín.

18. Por el momento se desconoce el origen de Cayetano de los Ángeles, pero sabemos que fue vecino de la Estancia de San Miguel, lugar en el que formó un hogar con la mulata Ynes Valadez, esclava de Doña Catarina de Alba Bocanegra, hermana de Doña Teresa y otra de las hijas de Don Cristóbal de Alba y Arenas. En la parroquia de Aguascalientes se registro el 2 de febrero de 1720  el bautizo de Andrea Paulina, hija de Cayetano de los Ángeles y de Ynez Valadez. A sus demás  hijos e hijas, como esclavos los encontramos mencionados el 25 de marzo de 1736 en el testamento de Doña Catarina de Alba, formando parte de sus bienes:

=Y ten una mulata mi esclaba nombrada Ynes de edad de sinquenta años. La misma que erede de mis padres y es mi voluntad, que quede libre y dueña de su voluntad y que se biba en donde quisiere con su marido, y esta clausula le sirba de titulo de libertad.

=y ten declaro por mis bienes, otra mulata mi esclava nombrada Catharina  de edad de doce años.

=y ten declaro por mis bienes un mulato mi esclavo, nombrado Cayetano de edad de beinte años el qual, es mi voluntad que quede libre y dueño de su voluntad con la condicion de que se biba siempre en la casa de Don Chrisptobal de Villaseñor mi sobrino, y que esta clausula le sirba de titulo.

=y ten declaro por mis bienes, un mulato, mi esclabo, nombrado Juan de edad de dies y ocho años, el qual es mi voluntad quede libre, y dueño de su voluntad, con la condicion de que se biba siempre en la casa de mi sobrino y albacea Don Chrisptobal de Villaseñor a su arrimo y que esta clausula le sirba de titulo de libertad.

=y ten declaro por mis bienes, un mulato, mi esclabo, nombrado Toribio de edad de ocho años, el qual es mi voluntad quede libre, y dueño de su voluntad. Sirbiendole de titulo esta clausula,  con la condicion de que siempre se biba en con mi albacea y a su arrimo (AHEA, Fondo Protocolos Notariales).

Según el testamento de Doña Catarina de Alba el Mulato Cayetano de los Ángeles Valadez fue  hijo del Indio Cayetano y de la esclava Ynez Valadez, quien debió de vivir al arrimo de Don Cristóbal de Villaseñor en alguna de sus propiedades en compañía de su mujer Rosalía García y de sus hijas Juana Antonia Thoribia y Gertrudis de los Ángeles. Gertrudis contrajo matrimonio el 29 de agosto de 1781 con Juan Leonel de Villaseñor y Aceves, español originario y vecino del puesto de San Miguel, e hijo de Diego de Villaseñor y de Alva-Bocanegra y de Estefanía Aceves. De esta unión nació su hijo José Antonio Felipe Villaseñor de los Ángeles, quien fue bautizado el 3 de marzo de 1784 en la parroquia de la Encarnación, como Mestizo.   

19. Don  Luis  Miguel de Alva y Beltrán de la Cueva,  fue hijo de Don Miguel de Alva y Estrada-Bocanegra y de Doña María Nicolasa Beltrán de la Cueva y de Cobos. Don Miguel a su vez fue hijo de Don Cristoval de Alva, y albacea de este, como tal tenía en su  poder  los títulos de las tierras, que en realidad pertenecían a sus hermanos, primos y demás familiares. Como cabeza de la familia, Don Miguel también trato de acrecentar nuevamente la propiedad con realengos cercanos al Sauz de los Macias. Es por eso que se identifica como principal propietario a su hijo Don Luis Miguel de Alva, quien fue bautizado  en  Lagos el  2  de  diciembre de 1718 y contrajo matrimonio a los 54 años de edad, el  11 de enero de 1772, en  Aguascalientes,  con su consanguínea Doña María Francisca de Alba. En cambio, su hermano menor Don Cristóbal, nacido hacia 1728 contrajo matrimonio en Lagos el 4 de febrero de 1754  con Doña María de los Dolores Martín del Campo y Ro­mo de Vivar, de “el Gigante”, hija de Don Salvador Martín del Campo y Pérez-Maldonado y de Doña Magdalena Romo de Vivar y de Lomelín (AHJ, Tierras y Aguas, Instrumentos de la Hacienda de San Miguel; González-Leal Mariano, Retoños de España en la Nueva Galicia, Capitulo “Alba, de”. En proceso de Impresión).

20. Por documentos localizados y publicados por el Maestro José Zócimo Orozco Orozco, Cronista Oficial de San Ignacio Cerro Gordo, hoy sabemos que dicha población tiene su origen en la “Hacienda de San Ignacio de Zerrogordo”, en jurisdicción de Tepatitlán, cuya primera merced fue otorgada el 23 de febrero de 1697 al Capitán Don Pedro Albarrán Carrillo, consistente en cuatro sitios para ganado mayor que habían permanecido realengos de una antecedente composición perteneciente a la Hacienda de Milpillas, en Jurisdicción de La Barca, mercedada el 21 de enero de 1645 como 35 sitos a favor de Sebastián de Anoza. Al fallecer Don Pedro, su viuda Doña Antonia Castellanos Martínez,  contrae un segundo matrimonio con el Capitán Don Francisco del Valle Salazar, del Orden de Santiago, motivo por el cual a Doña Antonia se le reconoció como “Condesa del Valle”, siendo sus herederos sus hijos de primer matrimonio a quienes se les concede una segunda merced el 16 de diciembre de 1700, la cual abarcaba 16 sitios para ganado mayor y menor, haciendo la cantidad de 55 sitios. Mismos que fueron confirmados el 21 de marzo de 1757 al Capitán de Infantería Don Gaspar Ventura González de Castañeda, vecino y de el comercio de la Ciudad de México, quien había contraído matrimonio el 27 de diciembre de 1732 en la Ciudad de México, con Luissa Michaela del Valle Salasar Velasco, hija de Doña Antonia Castellanos, formando así el “Mayorazgo de San Ignacio Cerro Gordo y Milpillas”. Por un padrón eclesiástico de 1758, es que el Maestro Orozco, sabe que a la Hacienda de San Ignacio, también era conocida ya en ese tiempo como “Hacienda de la Trasquila de San Ignacio Cerro Gordo”. A dicha Hacienda el Obispo Diego Velasco  y Rivas, en su visita a Tepatitlán otorgó una licencia para su capilla el 19 de junio de 1765, dando principio el libro propio de bautismos el 13 de diciembre de 1792 (Orozco Orozco José Zócimo, Acta de fundación de San Ignacio Cerro Gordo, fundadores, lugares y personas ilustres, 311 aniversario, 2008:11,13, 14, 20; Orozco, Monografía del Municipio de San Ignacio Cerro Gordo, 2008: 21 y 22; www.familysearch.org).

21. Creo que vale la pena aquí mencionar que el antecedente de la devoción a Nuestra Señora de la Encarnación, se le debe a Don Pedro Rincón dueño de la Hacienda nombrada “Nuestra Señora de la Encarnación del Tecuán”, perteneciente a Ciénega de Mata y citada como tal en los inventarios de 1660. Don Pedro, fue fraile Mercedario y se desempeño como párroco de Aguascalientes, en cuya administración encargó a los padres predicadores de la Orden de Nuestra Señora de la Merced, la educación y reevangelización  de la zona, a través de la creación en 1654 de un Colegio u “Hospedería de Nuestra Señora de la Encarnación” en la Villa de Aguascalientes. Luego se fundaron los colegios de Lagos y el de Teocaltiche,  en los cuales se recibió a los niños que venían de las Haciendas de sus padres y se les enseño a leer y escribir la doctrina cristiana y la gramática, criándolos con gran educación en todo. Exalumno del Colegio de la Encarnación y principal promotor en la Comarca del Sauz, debió de ser el Reverendo Padre Predicador Fray Gabriel de Alburquerque Fernández de Palos, Religioso de la Real Orden de Nuestra Señora de la Merced y Redención de Cautivos y Comendador del Convento de la Ciudad de Guadalajara, quien residente en la Villa de Aguascalientes y como hijo de Don Gaspar Fernández de Palos y de Doña María de Retamosa, motivó a sus familiares a dar donativos para las obras de dicho convento. Su madre Doña María de Retamosa era descendiente de los Macias Valadez y por lo tanto emparentado con todos los estancieros del Sauz, por ser la nieta de Don Thomas de Villalobos y de Doña Catalina Macias-Valades, y ostentaba el nombre de “María de Retamosa”, precisamente en honor de su tatarabuela Doña María Vázquez de Retamosa, esposa de Don Alonso Macias fundador de estancias en el Río de los Sauces, en especial el llamado “Puesto del Sauz de los Macias” (Hernández Chávez Rodolfo H. Cronista Municipal de Encarnación de Díaz, “Nuestra Señora de la Encarnación, Una Imagen Forjada”, 2000, Impresión digital; Topete del Valle, “Colegio de Nuestra Señora de la Encarnación”, publicado en Paginas Sueltas. Revista del Centro de Ciencias Sociales y Humanidades, UAA, 2000:23-31; González-Leal Mariano, Retoños de España en la Nueva Galicia, Capitulo “Fernández de Palos”, 1983:282). Testimonio de la devoción a Nuestra Señora de la Encarnación, es la bellísima  profesión de fe que en su primer  testamento fechado el 6 de Febrero de 1737, hace Doña Úrsula de Acosta Álvarez Macias, hija de Don Antonio de Acosta difunto y de Doña Úrsula Álvarez Macías, dueños de una parte del Sauz de los Macias:“…Y ten creo en el Misterio de la Santisima Trinidad, Dios padre, Dios Hijo y Dios Espiritu Santo tres personas distintas y una esencia Divina devajo de cuia creencia y del admirable y Sacro Santo Misterio de la Encarnasion del Divino Vervo, en las purisimas entrañas de mi señora la Virgen Maria y en todo lo demas que cre y confia nuestra Santa Madre iglesia Catolica Apostolica Romana debajo de cuia fe i crensia quiero vivir y morir, confesando esta verdad en la forma que lo hisieron todos los Santos Martires y lo manda Nuestra Santa Madre Iglesia…” (AHEA, Fondo Protocolos Notariales).

22. Don Agustín Manuel Calvillo, fue el principal fundador material de la Villa de Nuestra Señora de La Encarnación de los Macias, y como tal formo parte del primer Cabildo como Alférez Real, Cargo de honor que desempeño desde 1760, hasta su muerte el 31 de Agosto de 1790. Don Agustín Manuel Calvillo, era dueño de tierras en Santa Bárbara del Monte, Jurisdicción de la Villa de Santa María de los Lagos, y contrajo matrimonio el 16 de Abril de 1741 en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de la Aguascalientes, con Doña Juana Crisóstomo Hernández Gamiño y Ramírez Macias-Valadez, hija de Bartolomé Hernández y de Doña María Ramírez Martínez vecinos del Sauz de los Macias. Según su acta de matrimonio, Don Agustín nacido en la Jurisdicción de la Villa de Santa María de los Lagos, era “Hijo de Padres Desconocidos”. Del análisis de los Protocolos Notariales otorgados por la familia Calvillo en la Villa de Aguascalientes, donde aparece como testigo Agustin Manuel Calvillo, se deduce que debió de estar familiarizado con la familia del Bachiller Don Luis Calvillo, quien hacia 1716, desempeñaba el cargo de Parroco en la Villa de Lagos. El Pbro Luis Calvillo fue bautizado el 22 de febrero de 1668 en Aguascalientes, levantando información en el año de 1681, en la que se indica que era hijo de Don Juan Martínez Calvillo ó Pérez Calvillo y de Doña Josefa de Sandi y Aguilera, su segunda esposa. Don Juan Calvillo, tuvo hijos y nietos sacerdotes, que según sus respectivos testamentos procrearon hijos naturales, pues Don Juan contrajo un primer matrimonio con Doña Leonor de Lara y Meza,  siendo los padres del Bachiller Don Felipe Calvillo de Lara, bautizado el 27 de Diciembre de 1660. Otro miembro de la familia Calvillo, directamente relacionado con la Hacienda de San Miguel, es el Bachiller Don Alejandro Calvillo, quien fue nombrado el 30 de Marzo de 1723, albacea de su tía Doña Catarina de Alva-Bocanegra. Don Juan José Pérez Calvillo, se había establecido en la Región, al comprarle en 1653  a Doña Beatriz Vázquez de Retamosa, tierras en el Soyatal, ubicadas al noreste del Cerro de los Gallos (Hernández Chávez Rodolfo H., El Señor de la Misericordia de Encarnación de Díaz, Un Histórico Panteón y el Ancestral Ritual de la Muerte, 2008:104).

23. Probablemente fue el propio Don Agustín Manuel Calvillo como dueño de tierras en el punto denominado “Santa Bárbara del Monte”, quien debió invitar a  Gregorio Delgado López, yerno de José Miguel Jerónimo de Aguilar, para apoderase de tierras en el Puesto de San Miguel con la finalidad de establecer el referido pueblo de indios, debido a que Gregorio se había establecido desde chico precisamente en la Hacienda de Santa Bárbara,  era Indio de la Jurisdicción de Ciénega de Mata, e hijo de José Delgado e Isabel de los Santos López. Gregorio adquirió mayor importancia al contraer matrimonio el 12 de Noviembre de 1756 en la parroquia de la Villa de Santa María de los Lagos con Anna Ceferina Jerónima-Aguilar, hija de José Miguel Jerónimo de Aguilar y su primer esposa Juana Maria López, establecida en “Los Sauces” y reconocida su Calidad como “Loba”, una Mezcla de sangre negra, india y española, pero con predominio de las características físicas Africanas. Al fallar el proyecto de fundación en San Miguel de los Albas, Gregorio Delgado y su esposa Ana Ceferina Jerónima-Aguilar, inmediatamente se establecieron en “El Sauz de los Macias”, seguramente en espera de una compensación de tierras por sus servicios. Prueba de ello es el registro de bautismo de su hijo Anacleto Delgado, nacido en “El Sauz de los Macias”  y fechado el 28 de Enero de 1759, estando ya en proceso la fundación; luego les nació su hija Juana María del Carmen Delgado Jerónima o Delgado Aguilar, bautizada el 13 de Junio de 1760. La Familia Delgado Aguilar como pobladores debieron presenciar la fundación de la Villa de Nuestra Señora de la Encarnación de los Macias, y  diez años después, en 1770, Gregorio Delgado y Ana Seferina  Jerónima-Aguilar, vivían en la “Villa del Sauz”, en compañía de sus hijos: María Rosalía, José, Juana María y un párvulo  (Hernández Chávez Rodolfo H. “Los Aguilar de Encarnación, una familia ancestral”, publicado en el Boletín del Archivo Histórico del Municipio de Lagos de Moreno, Jalisco, No. 31, Julio 2002).

24. La Hacienda de Santa María, hoy en día,  es una comunidad conocida como “Santa María de Arriba”, ubicada en el sur del municipio de Encarnación.

25. Esta Hacienda de los Sauces, es llamada también “Los Sauces de Pedroza”, en la información de su hermana Juana de Agundis el 5 de enero de 1706, para casar con el Español Francisco de Chávez. Actualmente es una delegación municipal conocida como “Los Sauces” ó “San José de los Sauces”, ubicada en la parte central del municipio de Encarnación.

26. En nuestro país la tradición llama “Nahuales”, a los brujos que se cree tienen la capacidad de convertirse en animales para realizar diversas fechorías. Los pueblos nahuas, a estos les daban el nombre de búhos y tenían por protector al dios Tezcatlipoca que les proporcionaba su ayuda para realizar sus malas artes durante la noche. Los nahuales llegaban a adquirir sus conocimientos mediante el aprendizaje o por que nacían en un día aciago en el que les correspondía del calendario un signo negativo; en general no eran bien aceptados por la gente del pueblo quien, sin embargo, contrataba sus servicios cuando querían hacer daño a alguien (Hernández Chávez Rodolfo H., La Villa de la Encarnación y las tradiciones del Barrio de España, en proceso de impresión; “Los Aguilar de Encarnación, una familia ancestral”, publicado en el Boletín del Archivo Histórico del Municipio de Lagos de Moreno, Jalisco, No. 31, Julio 2002).

27. Debió de contribuir a que se mudara el bien espiritual al Sauz de los Macias, el hecho que Doña Juana Crisóstomo Hernández Gamiño y Ramírez Macias-Valadez, la esposa de Don Agustín Calvillo, era propietaria de tierras en el Sauz y estaba emparentada con los principales donadores de tierras: era sobrina segunda de Doña Ysidrora Ramírez, por ser esta prima hermana de su madre; también era prima segunda de Fernando Macias. Sin duda esta relación fue el factor determinante para lograr primero la donación y luego la fundación de la anhelada población.

28. Doña Isidora Ramírez, nació en el Sauz de los Macías y fue bautizada el 7 de Marzo de 1688 en la Parroquia de la Villa de Santa María de los Lagos, fueron sus padres Antonio Ramírez y Macias-Valadez y Anna Dorotea Ramírez-Aquete y Ortiz de Anda, propietarios de tierras en el Puesto del Rio de los Sauces de Macias. Contrajo matrimonio el 22 de Mayo de 1707 en la parroquia de la Asunción de las Aguascalientes con Don Juan López de Nava.

29. También el Bachiller Don Ysidro de Espino, como capellán era amigo y compadre de algunos de los vecinos del Sauz. Además siendo vecino de la feligresía de Aguascalientes, el 12 de enero de 1755 en la Capilla de la Hacienda del Sitio, celebro el matrimonio de Don Juan Manuel Ramírez, Español originario y vecino de la feligresía de Teocaltiche en la “Labor de San Diego”, hijo de Don Felix Ramírez y de Doña María de los Dolores Muñoz de Nava, propietarios de tierras en el Sauz de los Macias. Quien contrae matrimonio con Doña Juana María Martín del Campo, originaria y vecina de la feligresía de Lagos en “El Gigante”, hija de Don Salvador Martín del Campo y de Doña María Magdalena Romo de Vivar.

30. El Teniente de Alcalde Mayor Don Andrés Gómez de Carvajal, probablemente es hijo de Nicolás Gómez, vecino de la Villa de Aguascalientes y de Doña Gertrudis de Carvajal y Mendoza, nieto materno de Don Gregorio de Carvajal Lomelín, originario de Nochiztlán y vecino de Aguascalientes, y de su esposa Doña María de Valdivia y Gómez de Mendoza, la hija de Don Esteban Gómez y Hurtado de Mendoza y de Doña María de Valdivia. Emparentado con los Villalobos-Carbajal de La Labor de San Diego; los Macias-Carvajal del Sauz de los Macias y los Romo Lomelín de La Soledad, incluso, como Teniente debió influir en 1760 en la elección de su primo segundo, Don Salvador Manuel de Carvajal y Villalobos, quien fue nombrado el primer Alcalde Ordinario de la Villa de la Encarnación. Una interesantísima investigación sobre el Poder Regional de la familia Gómez de Portugal, es la tesis de Doctorado, que está realizando la Maestra en Historia Doña Lina Mercedes Cruz de Lira, quien ha compartido con nosotros parte de sus descubrimientos.

31. El Bachiller Espino, desde que escucho la historia del ermitaño que traía la Imagen y que la había dejado pendiente, en una cajita, de las ramas de un espino. Lo interpreto como un mensaje celestial a título personal, pues al respecto en su diario escribió: “Siendo yo como soy, Espino  en el apellido, y en mis obras todo espino, me hice el juicio que quizá por eso se previno que fuese yo el Capellán y que me quedase, sin embargo de la ninguna conveniencia que se me ofrecía, por ser sólo la conveniencia de ser yo el Espino a cuyo áspero tronco quedaba pendiente el culto de dicha Santa Imagen” (Quesada, 1922:12, tomado del Capitulo Cuarto del escrito del Bachiller Espino).

32. AHEA. Fondo Protocolos Notariales, “poder insertado en el acta de Donación de tierras a Isidro Raphael de Espino”.

33. Don José Antonio López de Nava y Ramírez, originario del Sauz de los Macias, fue bautizado en la Villa de Aguascalientes el 26 de Julio de 1718, siendo sus padres Don Juan López de Nava y Doña Isidora Ramírez.  Contrajo matrimonio en Aguascalientes el 28 de Abril de 1737 con Doña María Anna Carrillo, ellos fueron los Tatarabuelos del  Dr. Don Jacinto López y Romo, hijo Ilustre de Encarnación, quien fue el III Arzobispo de la Arquidiócesis de Guadalajara. Don José Antonio, fue donador de tierras aledañas en la parte norte de la Capilla del Sauz, dichas Tierras las adquirió por compra a sus tíos maternos Don Luis y Doña María Ramírez,  en este lugar aparto un solar, donde él construyó su casa habitación como fundador (AHEA. Fondo Protocolos Notariales, “Donación de tierras a Isidro Raphael de Espino”).

34. José Morales de Silva, fue vecino del Sauz de los Macias, hijo de Andrés Morales y de Pasquala de Silva, Mulatos libres al servicio de Don Nicolás González. Contrajo matrimonio el 28 de febrero de 1740 en la Parroquia de la Villa de Santa María de los Lagos, con María Gertrudis Quesada, Mulata libre de la Hacienda de San Matías. José Morales fue donador de tierras en “Barrio Alto”, pues siendo mulato libre, pudo adquirir algunos cordeles de tierra por compraventa a Juan Ramírez Ramírez, el hermano de Isidora, mismos que dono para la Nueva Población.

35. AHEA. Fondo Protocolos Notariales, “Donación de tierras a Isidro Raphael de Espino”.

36. Hernández Chávez Rodolfo H., “Una Imagen Forjada, en el 240 aniversario de la fundación de Encarnación”, Artículo publicado en el Periódico La Tertulia, Año I, No.9, Agosto 2000.

37. Además de la venerada Imagen de Nuestra Señora de la Encarnación, los vecinos del Sauz sustrajeron el incensario, naveta y vinateras de plata, así como los ornamentos y demás útiles del servicio; dos campanas, la licencia y una imagen de María Santísima que era la peregrina que salía a juntar limosnas para la original (Quesada, 1922:17).

38. Como ya ha quedado dicho, Don Salvador Manuel de Carvajal y Villalobos,  era primo segundo del Teniente de Alcalde Mayor Don Andrés Gómez de Carvajal, por ser Salvador, hijo de Juan Antonio de Carvajal y Mendoza y de su esposa Doña Gertrudis de Villalobos y Romo de Vivar, originaria esta de “La Labor de Muñoses”, perteneciente en aquel tiempo a la jurisdicción de Teocaltiche. Don Juan Antonio de Carvajal era hermano de Doña Gertrudis de Carvajal y Mendoza, hijos de  Don Gregorio de Carvajal Lomelín, y de su esposa Doña María de Valdivia y Gómez de Mendoza.

39. Don Alexandro Macias-Valadez y Gutiérrez de Hermosillo,  a quien  asesoró el Abogado de Teocaltiche, sobre los asuntos de la fundación. Nació en 1713 en el “Rio de Santa María”, en el punto conocido como “La Troje”, jurisdicción de San Juan, fueron sus padres Juan Macias y Ruiz de Ulloa y María Gertrudis Gutiérrez de Hermosillo; Nieto paterno de Don Marcos Macias de Oran y Vega y de Doña María Luisa Ruiz de Ulloa; y biznieto paterno de Don José Macias-Valadez y Alvares y de Doña Catalina de Oran y Vega, antiguos propietarios del Sauz de los Macias. Don Alejandro Macias-Valadez, se avecindo desde chico en la heredad de El Sauz, en el punto conocido como “Tecolote”, contrajo matrimonio el 22 de febrero de 1735 en lagos con Doña Leonor Ynfante, originaria de “Mololoa” (Según padrón de 1770, localizado y publicado por el Dr. José Antonio Gutiérrez; Los Libros sacramentales de las Parroquias de Aguascalientes, Lagos y San Juan; además de la correspondencia particular con el Dr. Don Mariano González Leal).

40. Don Agustín de Acosta y Macías-Valadez, fue bautizado el 16 de Octubre de 1685 en la Villa de Lagos siendo sus padres Don Antonio de Acosta, originario de San Miguel el Grande y Doña Ursula Macias de Oran y Vega, heredera de tierras en el Sauz de los Macias. Don Agustín nunca contrajo matrimonio, por lo cual permaneció soltero.

41. Don Luis de Acosta, originario del llamado “Río de los Sauces”, y contrajo matrimonio con Doña Gertrudis Landeros, pero al igual que su hermano Agustín, tampoco dejó sucesión.

42. Don José Manuel de Acosta y Macías-Valadez, fue bautizado el primero de mayo de 1695 en Aguascalientes, contrajo matrimonio con Doña Thereza de Palos y Ruiz Esparza, hija de Don Miguel Fernández de Palos y Lozano y de su primer esposa Doña Matiana Ruiz de Esparza, dueños de la  “Hacienda de San Antonio de los Soyates”, la cual fue repartida el 4 de marzo de 1748 entre los herederos de Don Miguel, por tal motivo en 1758 Don José Manuel de Acosta en compañía de su sobrino y concuño Don Vicente Pedroza y Acosta, el Presbítero Don Agustín José de Emazabel y de Don Patricio Guerrero y Esqueda, solicitan como copropietarios la medición de la Hacienda y de los sitios colindantes a esta para legalizar la posesión de los sitios realengos. Esto debió contribuir a que Don José Manuel perdiera el interés en la poca tierra del Sauz de los Macias, pues radicaba ya en su nueva propiedad, donde fue registrado en el padrón de 1770, viviendo en compañía de su esposa e hijos (AHEJ, Tierras y Aguas, Instrumentos de San Antonio de los Soyates).

43. De acuerdo con lo publicado por Don Alfonso Quesada en 1922, quien escribió “En los años de 1758 y 1759, se hicieron donaciones de terreno para el fundo de la expresada población (…)”, fue que se considero el año de 1759 como el año de la fundación, y a efecto de conmemorar el Bicentenario de la fundación de la Ciudad de Encarnación, el H. Ayuntamiento en curso presidido por el Señor Don Felipe Alemán Mora, tuvo a bien crear un patronato para organizar las festividades en 1959. Siendo uno de sus principales y más elegantes eventos, el correspondiente a la elección y coronación de la Reina, con el fin de recabar fondos; es digno de recordarse la terna formada por Leticia Quesada Morán, apoyada por el Sector Agrícola, Carmela Romo por el Sector Comercial y Ofelia Romo por el Sector Popular. La Majestuosa Ceremonia de Coronación se efectuó frente a Palacio Municipal, sobre un gran escenario realizado por el Sr. Don Raúl Guzmán, asistiendo autoridades y  embajadoras de la belleza de los Municipios de Ojuelos, San Juan, Teocaltiche, Villa Hidalgo, Mexticacán y Guadalajara (Hernández Chávez Rodolfo H., “Las Reinas de Encarnación”, artículo publicado en la Revista Crónica Chonense, No. 42, 22 de enero de 1993: 6 y 7).

44. Don Fernando Macias Miramontes, fue bautizado el 28 de junio de 1712 en Aguascalientes, hijo de Tomas Macias de Oran y Vega y de Doña María Miramontes de Anda, vecinos y antiguos propietarios del Sauz de los Macias. Contrajo matrimonio con Doña Rosalía de Carvajal. Fue Donador de Tierras en el sur de la población en 1759, siendo estas medio sitio de ganado menor, llamado “Mendoza”, donde se asentará  más tarde el Barrio del Rosario.

45. Una transcripción mecano-escrita del Auto de Vista de Ojos ó informe de Don José de Aldama, perteneciente a este interesantísimo expediente, me fue proporcionada por el Maestro Don Ezequiel Hernández Lugo, para la elaboración de mi Tesis profesional en 1993.

46. Fue el profesor Don Ezequiel Hernández Lugo, quien en el  Boletín Encarnación Rotario,  además de “dar a conocer la idiosincrasia de este pedacito de cielo que es la Chona”, a través de su sección “Provincia Corazón de México”, dio a conocer los principales sucesos de nuestra historia: “La Descripción de la Heráldica de Encarnación de Díaz”, Boletín No. 8, 10 de febrero de 1974; Con el fin de conmemorar los 215 años del aniversario de la fundación de Encarnación, se organizaron eventos deportivos como el “Primer torneo de Futbol de los Barrios”, una charreada y un baile, estando a cargo de la Presidencia Municipal el acto popular-social, tocando al Maestro Don Pastor Ortiz Pérez, el acto cultural en coordinación de la ACJM, donde se trató un tema sobre la fundación de la ciudad, estando la parte musical a cargo de Don José Torres. Por este motivo en el Boletín No. 26,  del 10 de agosto de 1975, se publicó el “Superior Despacho”; Un año después, además del “Campeonato de futbol con motivo del 3er aniversario del Boletín, la única conmemoración del  216 aniversario de la fundación, fue la realizada por los Caballeros de Colón el día 20 de agosto, con una charla del Profesor Hernández Lugo, relacionada acerca del “Origen y primeros milagros de la Virgen de la Encarnación y Documentos relacionados con la Fundación”, publicándose su artículo “El Sauz de los Macias”, en el  Boletín No. 37, 10 de Julio de 1976, en el que se consigna que “este punto ya era conocido como El sauz de los Macias, cuando fue fundada esta Villa por Don Agustín Manuel Calvillo el 18 de Agosto de 1760”. La tercer ocasión en que el Profesor Hernández Lugo contribuyó a los festejos de la fundación, fue  en el mes de agosto de 1977, pues con el motivo de conmemorar la publicación del Boletín No. 50, los cuatro años de la existencia del Boletín Encarnación Rotario y los 217 años de la fundación, se realizó una edición especial de dicho Boletín, en la que se publicaron colaboraciones valiosísimas: la del Doctor Don Mariano González Leal, titulada “Los Precursores” y “El Nacimiento de Encarnación” del Profesor Don Alejandro Topete del Valle. Festejándose con actividades deportivas y una velada literario musical, organizada por la Corresponsalía del Seminario de Cultura Mexicana, dirigida por el Maestro Don Manuel Iván Zenteno, con la participación de los Clubs de servicio, como el Club Rotario, el Club de Leones, Caballeros de Colon, Club INTERAC, Club Leo y el Grupo Chac-Mool. En su libro Efemérides de Encarnación, el Profesor Don Ezequiel al respecto escribió: “18 de agosto de 1760 Don José de Basarte firma el acta de Fundación de la Villa de Nuestra Señora de la Encarnación; 20 de Agosto de 1975 principiaron a celebrarse los festejos conmemorativos a la fundación”, (1980:52). En el año de 1978 el Boletín fue fructífero en artículos procedentes de su obra “Esquicios Parroquiales”, con motivo de celebrar el “Bicentenario Parroquial”, del 1º al 22  de Julio; efectuándose el 20 de agosto el 2º Maratón de los Barrios para conmemorar el 5º aniversario de la circulación del Boletín y el 218 aniversario de la fundación; el 10 de Marzo de 1979, en el Boletín No. 68, se publicó el articulo “Encarnación, Ciudad Centenaria 1879-1979”, para conmemorar el 1er Centenario de Encarnación como Ciudad. El Boletín dejó de ser mensual y se volvió bimestral, efectuándose el 19 de agosto de 1979 el “Tercer Maratón de los Barrios” con la presencia de deportistas locales, y de ciudades vecinas como Lagos, Aguascalientes y León, para conmemorar así el 6º año de Aniversario de su aparición, sin embargo tras el Boletín  No.71 correspondiente a los meses de agosto y septiembre, “Encarnación Rotario” dejó de circular, quedando en los anales de nuestro Pueblo, el importantísimo legado del “Profe Don Eze”.

47. El “Auto de Fundación” ó “Titulo de Villa”, localizado por Don Juan B. Iguiniz y dado a conocer públicamente por el Profesor Don Alejandro Topete del Valle y el Profesor Don Ezequiel Hernández Lugo, como: “Superior Despacho del Señor Coronel de Infantería de los Reales ejércitos, Don José de Basarte, Caballero de la Orden de Santiago, del Consejo de su Majestad, Gobernador y Capitán General del Reino de la Nueva Galicia y Presidente de su Real Audiencia y Cancillería, Autorizando la fundación de la Villa Nombrada Nuestra Señora de la Encarnación de los Macias, y la creación de su Ayuntamiento, nombrando los cinco miembros de su primer Cabildo. 18 de Agosto de 1760”. Es el “Documento Histórico”, que sirvió de base al H. Ayuntamiento Constitucional 1992-1995, precedido por el Profesor Don Martin Lozano Villalobos, para promulgar un “Bando Solemne”, con motivo del 232 aniversario de la fundación, acordado el 1º  de Julio de 1992 en Sesión de Cabildo, decretando la solemnidad del día 18 de Agosto y el que año con año se deberá realizar la conmemoración de la fundación de Encarnación, para que no se olvide tan importante y trascendental fecha. Fue así, que el jueves 13 de Agosto dio inicio una semana cultural con una exposición de Pintura y Alfarería representativa de esta Ciudad, para continuar con el convite a estos festejos, por medio de la primer “Callejoneada por los Barrios Tradicionales” y amenizada por la Rondalla Fundación. La semana fue un éxito gracias a la coordinación de la Maestra María Elena Covarrubias, quien desempañaba el cargo de Directora de Eventos Cívicos, Culturales y Sociales, en colaboración con grupos artísticos locales y de  los municipios aledaños, sin faltar la colaboración del gobernó del Estado de Jalisco, quien el 20 de Agosto cerró con broche de oro estos festejos (Martin Parga Lic. María Lucila, “Exitosa la conmemoración de los 232 años de fundación de Encarnación”, en Revista Crónica Chonense, Año II, No. 31, 21 de Agosto de 1992: 8 y 9).

48. Don Agustín Manuel Calvillo, por ser el principal fundador obtuvo el cargo honorario de Alférez Real. Debió ser su abuelo Don Juan José Pérez Calvillo, originario de la Villa de Patzcuaro Michoacán, quien se estableció en la Región en 1653, al comprarle tierras en el Soyatal a Doña Beatriz Vázquez de Retamosa, ubicadas al Noroeste del Cerro de los Gallos. Don Agustín contrajo matrimonio el 16 de Abril de 1741 en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de la Aguascalientes, con Doña Juana Crisóstomo Hernández Gamiño y Ramírez Macias-Valadez, propietaria de tierras en el Sauz (Hernández Chávez Rodolfo Humberto, Cronista de la Ciudad, “Datos Biográficos de los fundadores de la Villa de Nuestra Señora de la Encarnación de los Macias”, presentados ante el H. Cabildo de Encarnación de Díaz el 13 de agosto de 2002, con motivo de conmemorar el 242 aniversario de la fundación).

49. Don Félix Ramírez, obtiene el cargo vitalicio de Alguacil Mayor. Nacido en el Sauz de los Macias, hijo de Don José Ramírez Macias y de Doña Antonia Martínez de Soto Mayor, fue bautizado el 28 de Septiembre de 1698 en Aguascalientes, y contrajo matrimonio con María de los Dolores Muñoz de Nava y Villalobos. Participó como uno de los principales fundadores pues era propietario de tierras en el Sauz y primo hermano de Doña Isidora Ramírez y Ramírez (Hernández Chávez Rodolfo Humberto, Cronista de la Ciudad, “Datos Biográficos de los fundadores de la Villa de Nuestra Señora de la Encarnación de los Macias”, presentados ante el H. Cabildo de Encarnación de Díaz el 13 de agosto de 2002, con motivo de conmemorar el 242 aniversario de la fundación).

50. Don Miguel Romo de Vivar, Fiel Ejecutor. Nació en 1735 en la Estancia de la Soledad, fueron sus padres Don Cristóbal Justo Romo de Vivar y Lomelin y Doña Nicolasa Gallardo Sánchez de Porras. Don Miguel contrajo matrimonio el año de la fundación, con Doña Anna María de Ochoa y Tizcareño. Por un tiempo fue vecino de la Villa, la cual abandonó para radicar en  tierras del Mayorazgo de Cienaga de Mata, donde arrendó el rancho nombrado “Tierra Ajena”, falleciendo en aquella comarca el 28 de Noviembre de 1806 (González Leal Mariano, Estudio Histórico-Genealógico sobre la familia Guerra, de las Montañas de Asturias y Santander. Ramas de la Nueva Galicia, con un apéndice sobre la familia Romo de Vivar, 1982; Hernández Chávez Rodolfo Humberto, Cronista de la Ciudad, “Datos Biográficos de los fundadores de la Villa de Nuestra Señora de la Encarnación de los Macias”, presentados ante el H. Cabildo de Encarnación de Díaz el 13 de agosto de 2002, con motivo de conmemorar el 242 aniversario de la fundación).

51. Don Cristóbal de la Santísima Trinidad de Cuellar y González, según dato localizado por Don Humberto Chávez Aranda en el Archivo del Arzobispado de Guadalajara, fue quien solicitó la autorizaron para la celebración de la Santa Misa en la Capilla destinada a “Los Siete Príncipes” a finales del año de 1758; es uno de los testigos del Vista de Ojos en 1760 y además en 1776 firmó la solicitud de erección de la Parroquia de Encarnación (Chávez Aranda, 2004: 197, 198 y 209). Por su parte el Genealogista Don Mariano González Leal, en el Capitulo Cuéllar de su Magna Obra de Retoños de España en la Nueva Galicia escribió respecto a este personaje: nacido en 1720, fue hijo Don Cristóbal de Cuéllar y Macías-Valadez y su esposa Doña Anna González de Rubalcava y de Issasi, quienes procrearon numerosos hijos; nacidos algunos en el Sáuz de los Macías, jurisdicción de Aguascalientes y otros en Los Magueyes, de la jurisdicción de Lagos. Don Cristóbal de la Santísima Trinidad hizo levantar información en Lagos el 20 de enero de 1740 para  casar con doña María Anna Ignacia de Figueroa y de Orozco, originaria del pueblo de Tonalá e hija de Don Pedro de Figueroa y Sámano y de Doña Francisca de Orozco y Oceguera. Don Cristóbal y Doña María Anna, hubieron numerosos vástagos, que dejaron descendencia en la feligresía de la Encarnación.

52. Don José de Cuellar, nombrado Alcalde Provincial. Nació en el Sauz de los Macias, fue heredero de la fracción denominada “Sauz de Cuellares”. Su bautismo se efectuó el 24 de Junio de 1694 en la Villa de Aguascalientes, siendo sus padres Don Antonio de Cuellar y Doña Josefa Macias de Oran y Vega, contrajo matrimonio con su familiar Doña Ursula Macias Valadez. Probablemente debió de morir antes de 1770, siendo este el motivo por el cual no aparece registrado en el padrón de ese año, en el que solo se registra en esta Villa a su hijo Don Juan José de Cuellar, viudo de Doña Ma Gertrudis Bravo Sambon, quien fue sepultado el 26 de enero de 1783. La demás familia y descendientes de Don José de Cuellar, no se establecieron en la Villa, pues prefirieron radicar en su heredad, a la que llamaron “Santa Gertrudis” (Hernández Chávez Rodolfo Humberto, Cronista de la Ciudad, “Datos Biográficos de los fundadores de la Villa de Nuestra Señora de la Encarnación de los Macias”, presentados ante el H. Cabildo de Encarnación de Díaz el 13 de agosto de 2002, con motivo de conmemorar el 242 aniversario de la fundación).

53. Don Fernando Macias Miramontes, sin duda alguna debió de ser uno de los personajes más influyentes de la familia Macias-Valadez del Sauz de los Macias, era dueño de tierras y esclavos. Su participación en la fundación fue determinante, siendo de los principales donadores y uno de los testigos al Vista de Ojos. Ya se ha dicho, que por investigación del Doctor Don Mariano González Leal, se sabe que fue bautizado el 28 de junio de 1712 en Aguascalientes, hijo de Tomas Macias de Oran y Vega y de Doña María Miramontes de Anda, vecinos y antiguos propietarios del Sauz de los Macias. Contrajo matrimonio con Doña Rosalía de Carvajal, parentesco que debió influir en la elección de Salvador de Carbajal como el primer Alcalde Ordinario de la Naciente Villa (Hernández Chávez Rodolfo Humberto, Cronista de la Ciudad, “Datos Biográficos de los fundadores de la Villa de Nuestra Señora de la Encarnación de los Macias”, presentados ante el H. Cabildo de Encarnación de Díaz el 13 de agosto de 2002, con motivo de conmemorar el 242 aniversario de la fundación).

54. Don José Manuel de Villalobos, quien fungió como testigo en el Vista de Ojos, es muy probablemente Don Manuel de Villalobos y Tizcareño, heredero de tierras  en la Estancia de los Villalobos, al sur de San Diego y en la Hacienda de San José, propiedad esta ultima de la familia Martin del Campo, pues es hijo de Don Thomas de Villalobos y Martin del Campo y de Doña Francisca de Tizcareño y Romo de Vivar. Don Manuel era vecino de San José, donde vivió con Antonia Gutiérrez, su primer esposa. Luego de contraer un segundo matrimonio en 1756 con Cándida Gutiérrez, debió interesarse en la fundación de la Villa de la Encarnación, lugar en el que nace su hijo José Theodoro de la Santísima Trinidad en 1775 (ANPT y ANPA, Archivos de las Notarias Parroquiales de Teocaltiche y Aguascalientes).

55. Don Isidro Cayetano Romo de Vivar, nombrado Depositario General. Originario de la Soledad, fue bautizado el 26 de Enero de 1702, siendo sus padres el Capitán José Romo de Vivar y Ruiz de Esparza y Matiana Lomelín y Pedrosa. Don Isidro contrajo matrimonio con María Gertrudis Moran de Ledesma y se estableció en la Villa de la Encarnación, donde se le registro en el padrón de 1770 ya como viudo. Radicó en  esta Villa hasta el día de su muerte, siendo sepultado  el 24 de Abril de 1786 en la Iglesia Parroquial con Entierro Mayor, Vigilia y Misa de cuerpo presente, en fábrica de quince pesos. Existe constancia de que  en 1782, cuatro años antes de su fallecimiento seguía desempeñando su cargo vitalicio de Regidor (González Leal, 1982; Hernández Chávez Rodolfo Humberto, Cronista de la Ciudad, “Datos Biográficos de los fundadores de la Villa de Nuestra Señora de la Encarnación de los Macias”, presentados ante el H. Cabildo de Encarnación de Díaz el 13 de agosto de 2002, con motivo de conmemorar el 242 aniversario de la fundación; Hernández Chávez, El Señor de la Misericordia de Encarnación de Díaz, Un Histórico Panteón y el Ancestral Ritual de la Muerte, 2008: 103).

56. Seguramente este Pedro de Cuellar, es el hijo de Don José de Cuellar y Macias-Valadez, citado como albacea y hermano de Don Juan José de Cuellar en la ya mencionada acta de defunción  (Hernández Chávez Rodolfo H., El Señor de la Misericordia de Encarnación de Díaz, Un Histórico Panteón y el Ancestral Ritual de la Muerte, 2008: 103).

57. El Pedro Alonso de los Ynojos, que participó en la fundación debió ser originario de la Estanzuela, lugar al que debió de regresar. Tratándose probablemente de Pedro Alonso, hijo de Doña Josefa Gallo.

58. Otro fundador procedente del Cerro de los Gallos fue don José Antonio García, casado con María Antonia de Santos, vecinos en 1770, en el Cerro de Abajo.

59. ATVA, Alejandro Topete del Valle,  Superior despacho, 18 de agosto de 1760.

60. AlTVA, Alejandro Topete del Valle, Superior Despacho. 18 de agosto de 1760.

61. Recordemos que las casas principales del Sauz de los Macias se encontraban en torno a los manantiales de los Cedazos, dando origen a los núcleos habitacionales de los Barrios de España y San Pablo, lugares en los que permanecerán la mayoría de sus antiguos pobladores.

62. AEHL, Informe que sobre el Sauz de los Macias presento Don José de Aldama, sobre el lugar donde se fundaría la Villa de la Encarnación.

63. ATVA, Alejandro Topete del Valle, Superior Despacho. 18 de agosto de 1760.

64. ATVA, Alejandro Topete del Valle, Superior Despacho. 18 de agosto de 1760.

65. ATVA, Alejandro Topete del Valle,  Superior despacho, 18 de agosto de 1760.

66. Don Salvador Manuel de Carvajal y Villalobos,  hijo de Juan Antonio de Carvajal y Mendoza y de su esposa Doña Gertrudis de Villalobos y Romo de Vivar, originario de La Labor de Muñoses. Ya se ha dicho que debió de ser electo, por la influencia que debió tener por ser  primo segundo del Teniente de Alcalde Mayor Don Andrés Gómez de Carvajal, y haber emparentado con Don Fernando Macias Valadez. Por el momento, se desconoce si Salvador Manuel de Carvajal, sea el mismo Manuel de Carvajal, casado con Gertrudis Macías, y padres de Santiago Raphael de Carvajal, nacido en 1774 en “La Villita” y bautizado en la Capilla de San Miguel, como de calidad “Coyote”, una mezcla de español, indio y negro, donde predomina los rasgos indígenas.

67. A la Imagen de la Virgen de San Juan, desde el siglo XVII se le atribuía el cambiar a voluntad de lugar, pues según la historia, al sufrir deterioro su imagen fue arrumbada en la Sacristía, pero milagrosamente aparecía nuevamente en el Altar de la Capilla del Hospital.

68. El Bachiller José Rodrigo de Emazabel, bautizado en Aguascalientes el 19 de noviembre de 1730, hijo de Don Antonio José de Emazabel y Fernández de Palos y de Doña Francisca Xaviera Fernández de Palos, nieto paterno de Don Rodrigo de Emazabel (De Castaños y Cañedo Don Francisco Javier, Aspirantes al Sacerdocio en el Obispado de Nueva Galicia, sus Genealogías Ascendentes, 1982:66), natural de la Villa de Deva, provincia de Guipúzcoa e hijo legitimo de Agustín de Emazabel y de Benita Bernedo. Don Rodrigo de Emazabel  fue Mercader y Ganadero, vecino de Zacatecas. Don Rodrigo compro en 1713 “El Soyatal” en la Jurisdicción de Aguascalientes, fue recaudador de diezmos durante 5 años y murió en 1716 lleno de deudas (Registrado por el Doctor Jesús Gómez Serrano en su obra “Los Españoles en Aguascalientes, durante la época colonial”, El Colegio de Jalisco, 2002:253). La madre de Don Antonio Emazabel fue Doña Ana María Fernández de Palos y Alonso de los Hinojos, hija del Capitán Nicolás Fernández de Palos y Retamosa y de Doña Leonor Alonso de los Hinojos, quienes eran dueños de la Hacienda de San Isidro de Peñuelas. Don Nicolás fue hijo de Don Gaspar Fernández de Palos, originario de Portugal y de Doña María de Retamosa (González-Leal, Retoños de España en la Nueva Galicia, “Capitulo Fernández de Palos”, 1983:282-284), quienes también fueron los padres de Fray Gabriel de Alburquerque Fernández de Palos, Mercedario promotor del Colegio de la Encarnación. Respecto al Bachiller de Emazabel Don Alfonso Quesada escribió “habiéndoles venido a su villa a asistirlos sin ningún interés el Pbro. José Emasabel y aun ayudándole a conducir su trasporte, Calvillo se vino igualmente con el Padre Isidro Espino, que ha pretendido que sea el cura” (Quesada, 1922:20; Hernández Chávez Rodolfo H., “Una imagen forjada, en el aniversario 240 de la fundación”, publicado en el periódico La Tertulia, No.9, 5 de Agosto de 2000).

69. Gracias a los datos que amablemente me proporcionó el Maestro Esteban Valdez Salazar, Cronista del Pueblo de Totatiche, Jalisco. Sabemos que el Bachiller Isidro Ráphael de Espino, falleció en Totatiche el 17 de Agosto de 1780 con el cargo de Cura Vicario y Juez Eclesiástico. Cargo que comenzó autorizar el 6 de abril de 1776, sin embargo nuevamente aparece bautizando en la Capilla o Iglesia de la Villa de Nuestra Señora de la Encarnación, entre los días del 7 al 12 de agosto de 1777, lapso de tiempo en el que  también celebró en la Capilla de San Antonio de los Sauces el Matrimonio de José Ignacio Calvillo Hernández con María Ignacia Cuellar Moreno, pues José Ignacio era hijo de Don Agustín Manuel Calvillo. Esta partida de matrimonio se registró en la Parroquia de Lagos, y en ella se cita al celebrante como el Lic. Don Isidro Espino, Cura Vicario y Juez Eclesiástico del Pueblo de Totatiche. Dato que me sirvió de pista para dar con su paradero al comunicarme con el Maestro Valadez, quien además me informó que el Lic. Isidro Rafael  de Espino, regreso a Totatiche donde finalmente muere y es sepultado en el presbiterio de su Iglesia Parroquial.

70. El Bachiller Don Miguel Martin del Campo, quien a partir del mes de enero de 1775,  comenzó a auxiliar de licenciar  al Bachiller Sendeja en la administración de los Sacramentos en la Capilla de la Villa de Nuestra Señora de la Encarnación. Era dueño del “Puesto del Frasco”, por lo cual su hermano Don Manuel Martin del Campo debió presentarse el 29 de enero de 1760 como circunvecino del Sitio del Sauz de los Macias y con motivo de la fundación de la Nueva Villa. El Clérigo Presbítero Don Miguel Martin del Campo fue bautizado el 7 de septiembre de 1688 como Hijo de Don José Martin del Campo y Muñoz de Nava y de su esposa Doña María Romo de Vivar y Tizcareño, dueños de la Hacienda de San José. El Bachiller Don Miguel Martin del Campo falleció en la villa de la Encarnación el primero de agosto de 1779, siendo su sepultura eclesiástica “con entierro Mayor, Missa de cuerpo presente con nueve posas en el presbiterio de esta parroquia (…) se le administraron los Santos Sacramentos de Penitencia, Eucaristía, y Extremaunción, no otorgo la memoria que había comenzado” (AEHL, Archivo del Profesor Ezequiel Hernández Lugo, “Reclamación al Cabildo de Don José Ignacio Xaimes en el año de 1805”, documento citado por Chávez Aranda Humberto en Encarnación-Mito y Realidades, 2004:180 y 182; Hernández Chávez Rodolfo H., “Los Martin de San Sebastián”; Hernández Chávez, El Señor de la Misericordia de Encarnación de Díaz, Un Histórico Panteón y el Ancestral Ritual de la Muerte, 2008:102).

71. A Don Diego José de Cervantes, le expidió una copia certificada el Alcalde Ordinario Don Francisco Martín del Campo ante testigos de asistencia por falta de Escribano Real. Ocho años después de otorgada la merced, Don Diego Cervantes como su beneficiario vendió el solar  a Don Antonio de Anda en 1783, lo cual se hizo constar por Don Casimiro de Villalobos, quien fungía como Alcalde Ordinario ese año (Gómez Flores J. Jesús, “La Villa de Nuestra Señora de la Encarnación del Sauz de los Macias”, Boletín del Archivo Histórico Municipal de Lagos de Moreno, No. 57 Mayo-Junio de 2006: 9).

72. El Solar, era una medida de superficie para casa habitación, consistente en 50 varas por lado en cuadro, medida que también era usada para un molino o una venta; el ejido era el campo o  tierra destinada al uso común de los moradores, la cual se encontraba a la salida de la villa; y la dehesa, era una porción de tierra destinada para pasto de los ganados pertenecientes al abasto de un pueblo. Según el análisis del crecimiento urbano de la ciudad de Encarnación, las tierras realengas que se encontraban al norte de “La traza de la Villa”, eran conocidas con el nombre de “El Potrerito”, y pasaba por ellas “El Arroyo del Tecolote”, llamado posteriormente “Arroyo Bravo”.

73. En la segunda mitad del siglo XIX, se registra como propietario del “Rancho el Huejote” a Don Ramón Calvillo Macias, biznieto de Agustín Manuel Calvillo, nieto de Manuel Antonio Calvillo Hernández y de Doña Rosalía Martín del Campo, e hijo de Don José Francisco Calvillo Martín del Campo y de Doña Ignacia Macias Arévalo. Don Ramón contrajo matrimonio el 24 de octubre de 1827 en la Encarnación con Doña Magdalena María de San Juan Ibarra Díaz, originaria de San Miguel de los Alvas, motivo por el cual debió de heredar ó vender a los hijos de este matrimonio  las fracciones del Rancho “El Huejote”, pues su nuera Doña María Guerra, la esposa de Don José María Calvillo, manifestó haberle comprado tierras a Don Ramón el 5 de enero de 1879; por su parte la Señora Magdalena Romo manifestó que adquirió el 18 de mayo de 1886 una fracción, por compra a Vicente y Ramón Calvillo. Pero fue Doña Prudencia Calvillo Ibarra, la hija de Don Ramón, quien logro retener la mayor parte de la propiedad, pues recibió una parte por herencia de su hermano José María, y en abril de 1886 compro a su hermano Francisco Calvillo, casado con Doña Donaciana Guerra, la fracción del rancho que incluía la casa con 8 piezas, troje, patio y corral. Sin embargo el 8 de noviembre de 1897, Doña Prudencia celebró un pacto de retroventa con su yerno Don Leovigildo Romo, casado con Doña María Dolores Ibarra Calvillo, hija de su matrimonio con Don José María Ibarra; el 14 de mayo de 1900, dio por concluido el termino para retraer el Predio Rustico “El Huejote”,  pasando las 447.80.14 hectáreas a la propiedad de Don Leovigildo Romo, quien era propietario de tierras en “La Puerta” y “Río de Lomelines”. Don Leovigildo era hijo de Don Juan Romo de Anda y de Doña Carlota Díaz Esparza, vecinos en 1880 del Rancho “La Cieneguita”, colindante por el sur con las tierras del fundo legal de la villa (ACME, Archivo del Catastro Municipal de Encarnación, Manifestaciones e informes de el Rancho el Huejote).

 

74. AEHL. Encarnación Parroquia Bicentenaria, Algo de historia y unos documentos. Con el fin de conmemorar este acontecimiento tan importante para la vida espiritual de Encarnación, se constituyó un Patronato Pro-Bicentenario Parroquial, integrado por el Profesor Don Ezequiel H. Lugo, el Maestro Don Manuel Iván Zenteno, el Maestro Don Pastor Ortiz, y Don Alfredo Chávez Aguilera como representante del Consejo Local de Caballeros de Colon, efectuándose diversos eventos entre el 1º y el 23  de Julio de 1978. Sobresaliendo el del día primero de Julio, con el primer traslado solemne de la primitiva y venerada Imagen de Nuestra Señora de la Encarnación, desde la Capilla de San Miguel hasta la Iglesia Parroquial, donde permaneció tres días para luego continuar su peregrinar por los demás templos y capillas de la ciudad, desbordándose el entusiasmo y el fervor del pueblo a su Celestial Patrona; el día 14 culminó la gran conmemoración religiosa con una solemnísima misa concelebrada; en los actos culturales, destacó el día 15 el Concierto del Grupo de Cuerdas Los Tiempos Pasados de Guanajuato y la exposición del Profesor Don Ezequiel, sobre los orígenes de nuestra parroquia, titulada “Esquicios Parroquiales”; rematando el domingo 23 con un lúcido desfile de  16 carros alegóricos (Córdova Padilla José María, “La Parroquia de la Encarnación, Bicentenaria y Mariana”, reseña conmemorativa publicada en el Boletín Encarnación Rotario No. 62, 10 de Agosto de 1978: 8, 9,  12, 14, 19 y 20).

75. ANPE. Gobierno, libro No. 1,  Foja 109; Gutiérrez Gutiérrez José Antonio, Historia de la Iglesia Católica en Aguascalientes, Volumen III, 2007: 455 y 456.

76. Para conmemorar el Bicentenario de la colocación de la Primera Piedra de la Parroquia de Nuestra Señora de la Encarnación y los 26 años de la Biblioteca Pública Astrónomo Ángel Anguiano, se realizó una festividad, la cual coordinamos los miembros del Patronato de la Biblioteca, en colaboración del Señor Cura Don Salvador Romo Flores, el Museo de Antropología e Historia de la Ciudad de Aguascalientes y la familia Cuevas Macias propietaria de la Ex-Hacienda de San Miguel de los Alba. La celebración dio inicio el 25 de octubre de 1991, con el recibimiento de la Imagen Pequeñita de Nuestra Señora de la Encarnación, traída por segunda ocasión solemne desde San Miguel y llevada en procesión por las principales calles de la ciudad hasta el templo parroquial; el día 26 en la galería del auditorio Dr. Pedro de Alba se inauguro una muestra de Arte Sacro de la Capilla de la Ex-Hacienda, además de objetos y vestidos relacionados con las dos veneradas imágenes de Nuestra Señora de la Encarnación, para proseguir con una conferencia del Profesor Don Ezequiel Hernández Lugo titulada la “Historia de la Parroquia de la Encarnación”, como marco de referencia para la conferencia del Maestro en Arquitectura Don José Luis García Ruvalcaba sobre el “Estilo Arquitectónico de la Parroquia”; terminado el día 27 de Octubre con un Rosario Viviente en el Lienzo Charro Alameda, y la proyección en el Auditorio de un documental sobre la Historia de la Imagen de la Virgen de la Encarnación venerada en la Capilla de San Miguel (Martín Parga Lucila, “Se festejo el Bicentenario de la Colocación de la Primera piedra de la Parroquia y los 26 años de la Biblioteca Pública Ángel Anguiano”, en la Revista Crónica Chonense, No. 13, 1º de Noviembre de 1991: 6).

77. Don Carlos Gómez Mata, logró identificar que en el siglo XVII las obras de albañilería en la Villa de Lagos, estaban a cargo de los indios Tlaxcaltecas establecidos en la Hacienda de Santa Cruz de Moya, pero al emprenderse las obras de un nuevo templo parroquial en el siglo XVIII, se contrataron maestros albañiles y operarios foráneos de Valladolid, Guadalajara y San Luis Potosí, lo que contribuyó al incremento de la demografía indígena (Gómez Mata Carlos, Lagos Indio, 2006: 141 y 142).